Las cabezas de los ejecutivos discográficos echan humo a partir de hoy en Cannes. Objetivo: explorar vías de desarrollo de un negocio cada día menos discográfico y más musical en un sentido amplio. Descargas de pago en Internet, interacción con el móvil, diálogo con el mundo audiovisual y sus nuevos canales (el efecto YouTube ), y conversión de las compañías en agentes de management son los polos en torno a los cuales gira el debate.

El Midem, la feria de la industria discográfica, abre hoy su 41a edición, con 43 compañías catalanas arropadas por el Institut de les Indústries Culturals (ICIC), sin percibir la sensación de haber tocado fondo. Sigue la recesión, proliferan los despidos en todas las franjas de la pirámide (EMI acaba de renovar su cúpula internacional) y ya solo los nostálgicos o románticos ven al disco tradicional como el centro del mundo. Pero las crisis pueden ser grandes generadores de ideas, y el sector reacciona aliándose con el que, hace solo cinco años, parecía su mayor enemigo: la tecnología.

DESCARGAS AL ALZA Las cifras de la caída del negocio discográfico (un 13% en todo el mundo en el 2006; un 15% en España) son una vaga música de fondo que acompaña pero no paraliza. La venta de música en Internet ha duplicado sus ingresos en un año, y ya ronda el 10% del mercado. Los grandes vendedores de descargas hacen frente a los demonizados servicios gratuitos con nuevos gestos: en Francia, VirginMega y FNAC han anunciado la supresión de las medidas anticopia que restringían el uso de los archivos ofrecidos en sus portales.

El móvil es otro salvavidas. Primero, a través de la venta de politonos (que plantea interrogantes filosóficos: ¿adónde nos lleva un escenario en el que una industria supuestamente basada en la creación acabe dependiendo de gags sonoros de usar y tirar? ). La revista Billboard publica ya un lista de las canciones más vendidas a ese efecto. Y hay otros usos emergentes, desde la transmisión de conciertos a tiempo real, como el que ofreció Amaral por gentileza de Orange, a la oferta de canciones en primicia. Todo ello pone a las operadoras de telefonía en el centro del nuevo show business .

La interacción de música e imagen, que incluye también al móvil, da forma a un nuevo frente que estos días protagonizará diversas conferencias y mesas redondas en el Midem (una de ellas, a cargo de Matthew Knowles, padre y astuto mánager de Beyoncé). La irrupción de portales como YouTube y MySpace es observada con fruición por los ejecutivos (Warner, Universal y Sony-BMG ya están tanteando alianzas), que fabulan con el desarrollo de "divertimentos informativos", como los ha bautizado Carl Watts, de Sony-BMG, en los que el artista venderá su nueva canción u ofrecerá material inédito de breve minutaje.

ACOPLARSE AL CINE Las sinergias con la gran pantalla también están a la orden del día: Beyoncé protagoniza Dreamgirls , película inspirado en Diana Ross que se presenta el martes en Cannes y cuya banda sonora es número uno en Estados Unidos. Un ejemplo de cooperación llamada a mayores intimidades en el futuro. Como también lo está el vínculo de las discográficas con el mundo del management y de la organización de giras, un sector próspero y (por ahora) sin piratería.