Los contables de la monarquía inglesa han pasado la factura de los gastos de la familia real británica durante el año pasado, y han afirmado que el coste ascendió a un total de 54 millones de euros. Este dato implica que cada inglés se gastó 62 peniques de su bolsillo para mantener a la reina Isabel II.

A pesar de la cifra, que supone un aumento del 4,2% con respecto al año pasado, Alan Reid, supervisor de los gastos de la familia real, ha avisado de que el monto seguirá creciendo, ya que el mantenimiento de los palacios reales no se cubre con la cantidad que actualmente se dedica a ello. Es decir, que los casi 22 millones de euros destinados a ese propósito se quedan cortos.

REFUERZO DE LA SEGURIDAD El aumento del gasto, según Reid, es debido, entre otros motivos, al refuerzo de la seguridad en el palacio de Buckingham, que tuvo que ampliar y mejorar sus medidas de seguridad después de que un periodista lograra con referencias falsas un empleo en la residencia oficial de la reina en Londres. Pero el aumento del gasto también se debe a algunos viajes largos que ha hecho Isabel II --a Australia-- y el príncipe Carlos, que ha estado, por ejemplo, con Camilla en la India y Estados Unidos, entre otros países.