Un brindis con vino español por Fernando Fernán Gómez. La familia y los amigos íntimos del enorme actor y director --fallecido el miércoles a los 86 años-- levantaron sus copas, brindaron por él y le dijeron hasta siempre, compañero. Esta última escena tuvo lugar ayer en el crematorio del cementerio de La Almudena (Madrid), donde centenares de curiosos despidieron entre aplausos el féretro del profesor republicano de La lengua de las mariposas . Minutos más tarde, todo quedó reducido a cenizas.

El último viaje de Fernán Gómez comenzó ayer por la mañana en el Teatro Español, donde se volvió a escuchar Caminito , que tanto le gustaba. Enrique Morente, acompañado de un acordeonista, fue el encargado de dar vida al tango. Para ello, los operarios retiraron las mesas y las sillas y dejaron solo una luz alumbrando el féretro. El silencio volvió al teatro. Y luego, aplausos.

Al mediodía, el cadáver de Fernán Gómez fue trasladado al exterior e introducido en un coche fúnebre. Media hora más tarde, la comitiva llegó al crematorio del cementerio de La Almudena. Allí, un largo centenar de curiosos aplaudieron con emoción al ver el féretro cubierto con la bandera anarquista, una rosa roja y dos blancas.

En el crematorio solo hubo espacio para la familia y los amigos. Imanol Uribe, Marisa Paredes, Alvaro de Luna, Juan Diego, Tina Sáinz y Mónica Randall quisieron estar presentes para arropar a la viuda, Emma Cohen, y a los hijos, Fernando y Helena. Más tarde, todos ellos cogieron sus copas de vino y brindaron por un ser extraordinario como nunca ha habido y nunca habrá. "Fue el mejor. Fue un hombre de teatro, un actor total, un caballero y un intelectual. El vacío que deja es total", aseguró Marisa Paredes, oculta tras unas enormes gafas de sol.

Una hora más tarde, la hija de Fernán Gómez salió del crematorio y con la mano en el corazón dijo: "Gracias a todos".