LUGAR DE NACIMIENTO SEVILLA. 1974

OBRAS ´LA MALAMEMORIA´ (NOVELA, PUBLICADA EN EXTREMADURA), ´ADIOS MUCHACHOS´ (TEATRO), ´EL RUIDO DEL MUNDO´ (NARRACION). ES COAUTOR DE ´KOSOVO. LA COARTADA HUMANITARIA´ (ENSAYO)

El vano ayer , del escritor extremeño Isaac Rosa Camacho, siguió el camino convencional de cientos de novelas que llegan a las editoriales españolas: un envío certificado a Seix Barral que recibió una respuesta de aceptación. Pere Gimferrer, el lector cualificado de la editorial, le comunicó que ésta estaba interesada en publicar la novela, una visión sobre el franquismo escrita por alguien que no lo vivió. Nacido en Sevilla en 1977, Isaac Rosa pasó su primer año en la capital andaluza. En Badajoz vivió su infancia y adolescencia hasta su marcha a Madrid, donde reside actualmente. La editorial pacense Del Oeste Ediciones publicó su primera novela, La malamemoria . La segunda, El vano ayer , contó con una beca de la Junta de Extremadura y está situada en el apogeo del conflicto entre la universidad y el franquismo, año 1965, y entrecruza la historia colectiva de una sociedad bajo la dictadura y la individual de dos personajes: un profesor universitario expatriado y un estudiante desaparecido. Pero es la estructura de la novela lo que la vuelve singular con su multiplicidad de voces, la incorporación de materiales ajenos (recortes de prensa, definiciones de diccionario) y el tratamiento paródico de algunas situaciones y modos narrativos.

--Su novela habla de la imposibilidad de reconstruir el pasado.

--Lo que hago es interpretar y críticar cómo se ha construido un discurso sobre el franquismo y cómo este discurso es el que hemos vivido, de una manera insatisfactoria, con dudas. Sin embargo, yo me puedo considerar un privilegiado porque mi ambiente familiar (su padre, Antonio Rosa, ha sido secretario general de UGT en Extremadura, y su madre, Angela Camacho, socialista y concejala del PSOE en Badajoz) me ha permitido conocer parte de ese pasado. Pero otra mucha gente de mi edad no sabía qué había pasado en Badajoz durante la guera civil, no sabía lo que había ocurrido en la plaza de toros, porque en sus casas no se había hablado de esto. De manera que han quedado huecos, zonas sin explicar.

--Desde qué posición se sitúa para escribir El vano ayer.

--A mí me ha parecido insatisfactorio y reduccionista el discurso que se ha transmitido desde la ficción: en la novela, en el cine, en la televisión. De manera que yo quería escribir una novela sobre el franquismo para la gente de mi generación; pero cuando empecé a hacerlo me di cuenta de que también era preso de ese discurso heredado, de sus lugares comunes, y que lo que estaba haciendo era construir a la vez un discurso. Entonces me planteé su estructura y desarrollé también la idea de cómo nos ha sido transmitido el franquismo.

--Como en su primera novela, La Malamemoria, hay una investigación.

--En La malamemoria lo que hago es una interpretación sobre el pasado pero referido a la guerra civil. En este sentido puede decirse que son novelas hermanas.

--Pero lo que destaca es la forma que adopta. ¿Cómo la concibió?

--La estructura, los recursos que empleo, como la parodia, están a favor de la construcción y deconstrucción del franquismo. La novela cuenta también cómo se va creando a sí misma y eso permite que el lector pueda escribirla al mismo tiempo que la lee.

--Su novela es una contestación a otras que buscan rápidamente al lector.

--Pero en esto yo no soy original. Otras novelas lo han hecho. A mí, como lector, me interesa un tipo de literatura más exigente. Aplicado al franquismo, me aparto de esas novelas que buscan al lector desde el punto de vista emocional, o están concebidas como memorias, con un tratamiento costumbrista, de evocación.

--Le han emparentado con Martín Santos, con los Goytisolo, como modelos de El vano ayer.

--Me interesa un tipo de autores que se salieron de la convención en el tratamiento de ese tiempo y a la vez hicieron una crítica del lenguaje. No sólo Martín Santos o Goytisolo. También alguien olvidado como Miguel Espinosa y su Escuela de mandarines , o más actuales como Juan Marsé, Rafael Chirbes o Alfons Cervera. Creo que he recogido cierta sensibilidad ambiental o algo del hartazgo del lector de un tipo de novela y que necesita otras lecturas.

--¿No cree que el pasado sólo puede leerse en lo que se escribió entonces?

--Hablo del pasado en clave de presente. Hablo desde mi edad para alguien que no conoce aquello que aún pervive. Por ejemplo, en los desenterramientos que se están llevando a cabo, en los desfases sociales, laborales, educativos que hay en España respecto a Europa y que remiten a una política de desarrollismo de los años 60 que se hizo mal; o en los callejeros de las ciudades, donde subsisten nombres de la guerra y el franquismo y que son ominosos para quienes sufrieron aquello y siguen vivos.

--¿Por qué escribe?

--No tengo una vocación clara. Empecé a hacerlo bastante tarde porque empecé a leer, leer rigurosamente quiero decir, también tarde. Tuve una educación de bachillerato deficiente. Y al ponerme a leer empecé a necesitar expresar mis dudas, mis preguntas, enfrentarme al pasado, y fue así como han salido estas dos novelas.