El jurado del premio Fundación José Manuel Lara Hernández de Novela (que convocan doce editoriales españolas) votó el pasado martes que la mejor narración del 2008 fue El país del miedo , el relato de un padre de familia atenazado por miedos cotidianos hasta un extremo insoportable. Su autor, Isaac Rosa, se une a la nómina de premiados en ediciones anteriores: Alvaro Pombo, Terenci Moix, Jorge Semprún, Andrés Trapiello, Enrique Vila-Matas, Eduardo Mendoza y Almudena Grandes.

--¿ El país del miedo es la mejor novela del 2008?

--Solo según este jurado. Otro hubiera elegido otra novela; pero en este había gente que admiro, como José Carlos Mainer o José María Pozuelo Yvancos.

--¿Qué cree que da valor a una novela, o qué la hace valiosa?

--Una mezcla de varias cosas. Creo que este premio atiende más a la novela que al autor y por lo que me contaron, en el jurado habían valorado la ruptura que esta novela supone respecto a las anteriores mías, y que no hubiera repetido la fórmula de estas.

--Al recibir el premio dijo que El país del miedo es un libro de resistencia.

--Sí, de resistencia contra el miedo, pero no es un libro de autoayuda, sino que intenta dar pistas para resistir críticamente.

--¿Cuál cree que es el alcance de un libro en la conciencia de un lector?

--Bueno, yo confío en las posibilidades de cambio de la literatura, aunque suene algo antiguo. Creo que la ficción sigue teniendo potencial, porque muchos lectores se relacionan con el mundo o lo ven a través de las novelas, de manera que desde ahí escribo y pienso que el libro puede ayudar a desactivar ciertos miedos y a hacernos más libres. A mí, por ejemplo, me han ayudado los libros de la literatura española del realismo crítico de los años 50.

--Ha dicho que esta es su novela más personal.

--Porque las anteriores estaban ligadas a lo histórico y tuve que trabajar con documentación; mientras que en esta hay elementos autobiográficos o de gentes que conozco.

--¿Y qué riesgos ha asumido con ella?

--El primero, hacer algo diferente de lo que había escrito. Habían dicho de mí que era un novelista de la memoria, o que era un narrador experimental. Así que en esta novela no quise repetirme ni utilizar la fórmula de los libros anteriores. He buscado una forma eficaz para el tema que quería contar.

--¿Cree que la elección de alguien como Barak Obama para la presidencia de Estados Unidos ayuda a aplacar algunos de los miedos que provocó la administración de su predecesor, George Bush?

--Al margen de Obama, al que yo no le doy la trascendencia que se le da, sí es cierto que ha habido un cambio de ciclo y se han dejado de lado los miedos provocados a raíz del terrorismo. Ahora, el poder nos atemoriza con el mensaje de que esta crisis económica es la peor de la historia y que por eso tendremos que estar dispuesto a aceptar cualquier tipo de medida para resolverla, como entregar billones de euros de dinero público para salvar los bancos.

--¿Y cómo hacer frente a esos miedos?

--Pues desde el pensamiento crítico. Tomar el discurso del poder y darle la vuelta, preguntarse a quién benefician esos miedos. Ese es un buen principio.

--Su proyección pública le acerca al poder. En la noche del premio se le ve a usted saludando al poder editorial, al político, al cultural... ¿Qué puede decir de esa relación?

--Tengo una relación lo más llevadera posible, siempre que no sea en menoscabo de mi independencia, porque desde esta es desde donde voy a seguir escribiendo.

--¿Ha leído a sus competidores?

--Los he leído a cuenta del premio y la verdad es que había un buen nivel.

--Resulta curioso desbancar a Ana María Matute.

--Pero esto significa que es un premio de novela, no de novelistas, un premio que no reconoce una trayectoria o que no tiene en cuenta a alguien por ser un clásico vivo.

--¿Cuál será su próxima novela?

--Ahora no estoy escribiendo ninguna. Sigo publicando artículos, promocionando El país del miedo , atendiendo a la hija que acabo de tener, y voy tomando notas... Pero no tengo prisa por escribir el siguiente libro.