El padre ("mejor abuelo", corrige el aludido) del cine independiente americano, John Sayles, es un clásico del Festival de San Sebastián, donde en el 2007 se llevó el premio al mejor guión con Honeydripper . Su cine tiene admiradores a mansalva. En Toronto, por ejemplo, muchos periodistas no pudieron acceder a la proyección de su última película, Amigo , porque la sala siempre estaba abarrotada. El filme se vio ayer en San Sebastián, dentro de la sección oficial a competición. Había muchas expectativas, pero el sabor de boca que dejó fue amargo. Amigo es una cinta pequeña con buenas intenciones, pero no está a altura de la anterior filmografía de Sayles (Schenectady, EEUU, 1950).

La película analiza de la ocupación de EEUU en Filipinas a principios del siglo pasado. Los paralelismos con la actualidad son evidentes, pero el cineasta dejó claro que "si hubiera querido hacer una película sobre Irak la hubiera hecho sobre Irak". Ha escogido Filipinas por ser un capítulo "desconocido" para la mayoría de los estadounidenses (por no hablar de los españoles).

A Sayles siempre le ha gustado hablar del comportamiento humano, así que ahora muestra a un hombre atrapado entre dos bandos: el ejército de ocupación estadounidense y los patriotas filipinos.