Largos años escribiendo sin publicar y para su debut como novelista José María Pagador, ha elegido una novela sobre el periodismo abiertamente (explícitamente: "pero el sexo es explícito") erótica.

Pagador es periodista (dos décadas en el diario Hoy , columnista ahora de La Crónica de Badajoz , entrevistador en el programa de Canal Extremadura Más que dos , así que no tiene nada de extraño que seleccionara de su fondo narrativo Los pecados increíbles (De La Luna Libros), una novela escrita a finales de los 90 del siglo pasado y que su autor describe así:

"He querido escribir una gran metáfora --lo de grande por la extensión de la novela-- del final del pasado siglo XX, el último del milenio agrario de la historia. Y la vez trazar una metáfora de cómo un gran periodista puede ser a la vez un mal periodista".

Además de Los pecados increíbles , aparece también estos días una nueva edición de su Libro general de uso del Quijote (Sociedad Don Quijote de la Junta de Castilla-La Mancha), una obra de consulta válida para todas las ediciones de la novela cervantina, que permite su conocimiento a través de numerosas entradas sobre asuntos que se abordan en ella.

Sorprende que Pagador irrumpa a los 60 años, como novelista. "Nunca he tenido prisa, ni me he preocupado por ello", afirma el escritor, que hoy presenta esta novela en el teatro López de Ayala de Badajoz a las ocho de la tarde.

Los pecados increíbles comienza con una muerte, la del director del principal periódico de Madrid: La Verdad , aparentemente suicidado. Su sucesor es su mano derecha, el subdirector del diario, a quien aquel fichó hace tiempo en el periodismo de provincias. La muerte del periodista causa conmoción, ya que se trata de un triunfador que, sin embargo, había labrado su carrera con mentiras, en las que nadie ha creído. La última de ellas es el asesinato de una prostituta, del que salió absuelto, a pesar de que, en realidad, la había matado.

No ha dejado una carta de confesión, pero sí un manuscrito (que sería una segunda novela dentro de esta novela): el que narra su infancia en Córdoba. Una infancia profundamente erótica: el entonces adolescente de 12 años construye un harén con cuatro criadas de la casa familiar. Naturalmente, ni en las confesiones con el sacerdote del colegio donde está internado se atenderán como ciertos aquellos pecados. Un hecho de ese pasado determinará la vida futura del periodista.

--Describe a los malos periodistas. ¿Cómo ser un buen periodista?

--El problema es el equilibrio entre la empresa y el periodista para que este pueda actuar con libertad. Recuerde la etapa última del diario Ya , que cayó en manos de un personaje como el abogado Rodríguez Menéndez ahora en paradero desconocido, y es un ejemplo de lo bajo que puede caer una empresa. O el periodismo basura o el ejemplo de periodistas que se hacen millonarios. Algo falla ahí. El periodista no está para esto.

--La televisión parece ser la cara más visible de ese tipo de periodismo.

--No solo la televisión. Sí, es más visible. Pero en la prensa escrita, en la radio, uno puede asistir a agresiones verbales a los adversarios, a la difusión de falsedades. Por suerte, esos males, que proceden de una idea del periodismo político decimonónico, están llegando a su fin con la irrupción de internet. Ahora es cuando se puede contar lo que sucede. Y el periodismo tiene que acoplarse a esta novedad tecnológica, que unida a la veracidad procurará información. En los próximos cien años el periodismo no tendrá nada que ver con lo que se hace hoy. La información será global e instantánea. Si se depuran los hechos de los intereses de quienes fabrican las noticias se llegará a la transparencia.

--En la novela no parece haber periodistas con ética.

--Cuando uno está en la cumbre quiere seguir allí. Qué periodista no se mete los principios en el bolsillo por un trabajo y actúa contra su criterio.

--Su periodista está marcado de por vida por la infancia.

--Por su mal comportamiento, por esos pecados a los que alude el título de la novela, que serán considerados mentiras, de manera que él se da cuenta de que por mucho mal que haga, la imagen que proyectará será la de un triunfador, de alguien que lo ha conseguido todo.

--Esa idea de pecado ha desaparecido hoy.

--Aún quedan reminiscencias porque el peso de la iglesia católica es visible. E incluso para los laicos hay una noción de pecado , sobre lo que está permitido y lo que no. Pero la iglesia mantiene su influencia. El Estado no ha quitado los símbolos religiosos de los actos institucionales. No se ha conseguido desprender de lo clerical.

--Su protagonista inicia su educación sexual con prostitutas. Y hace poco el presidente de Cantabria comentó que a él le había ocurrido lo mismo.

--Pues claro. Decir lo contrario es hipocresía. Hay cientos de miles de prostitutas a las que hoy acude la gente.

--Es usted un cervantino.

--Bueno. Yo viví en un internado durante once años y he padecido los problemas y las ventajas de esa situación. Así que me refugiaba en los libros. Pero igual que leí El Quijote , leí las novelas de Dickens, de Faulkner, de Thomas Mann, de los autores grecolatinos. Cuando vayan saliendo más novelas mías, se irá viendo que la influencia no es solo de Cervantes.

--¿Cómo ha marcado el periodismo al novelista?

--Igual que los periodistas contamos a la gente lo que le pasa a la gente, los escritores desciframos los misterios de lo que le pasa a la gente. Imagino que del periodismo he aplicado la idea de ir al centro de las cosas, de buscar lo esencial.