No sé si alguna vez se planteó la posibilidad de no ser guitarrista, pero si existió, nos alegramos enormemente de que Juan Habichuela Nieto (Juan Torres Fajardo, Granada, 1989) se decidiera a continuar con la saga familiar convirtiéndose así, en la quinta generación de una de las más importantes en el mundo de la guitarra flamenca: la de Habichuela ‘el Viejo’, con su abuelo Juan Carmona Habichuela como gran maestro. Juan nos presenta esta semana su último trabajo ‘Sentimientos de mi ser’. Unos sentimientos que ya se encuentran en el mercado, y que representan el segundo trabajo de este granadino tras ‘Mi alma a solas’. Coincidimos en Madrid y me alegró enormemente encontrarme frente a una persona alegre, extrovertida y sencilla. No debe ser fácil ‘mantener la calma’ con el peso de toda una familia de leyenda a sus espaldas.

Tampoco con una legión de entusiastas, que lejos de adentrarse en el conocimiento del flamenco, prefieren quedarse en la espuma de Instagram, donde puede ver pero no tocar, a esas generaciones que trabajando duro mantienen el estigma y también la gloria de quienes le precedieron. Eso se llama fama, lo demás, el saber estar, hablar y conversar, se llama categoría. Disfruten de un joven que aprendió la lección de ‘los viejos’ y que suena a gloria.

--¿Cuáles son los ‘Sentimientos de su ser’?

--Pues me gusta la pregunta, porque el titulo que da el nombre al disco proviene de todo lo que he tenido en mis comienzos de la guitarra hasta ahora. O sea: acompañar a Enrique Morente [cantaor ya fallecido], estar con mi abuelo, los viajes..., ha sido un recorrido de emociones, sentimientos, aprendizajes y de muchas cosas que se han reflejado en este disco.

--¿Se siente más maduro cuando sale de esa ‘vertiente familiar’ del acompañamiento?

--La verdad, ¡es que me encanta! porque a veces soy tan niño, y a veces me tengo que ir solo tantas veces..., tengo las dos vertientes: el niño que me encanta ser siempre y el que se siente más un hombre...

--‘Sentimientos de mi ser’, ‘Mi alma a solas’..., ¿ha encontrado ya lo que busca?

--La verdad es que todavía no he encontrado lo que quiero expresar. Es difícil porque soy una persona que me gusta mucho estudiar, aparte de componer mi música, y encontrar algo nuevo o algo para decir. En un mismo cuadro inspirarte y componer algo, un paisaje... muchas cosas. Hoy en día se compone casi siempre al amor, al desamor, pero tenemos tanta belleza en el mundo..., es inmortalizar la música en otros aspectos, en la belleza en esa naturaleza que Dios nos ha dado junto al arte de otros artistas

--Participó en la grabación del último disco de Enrique Morente “Pablo de Málaga” ¿Qué significó para usted?

--Siempre he dicho que ha sido mi maestro, porque desde los quince años que nos fuimos a Nueva York, el primer viaje, yo me vi acompañándolo ahí, como solo. La verdad es que era un cargo bastante importante y ya, a raíz de ahí empezamos en peñas, teatros, y Enrique contaba conmigo..., y la verdad es que yo era un niño que tenía mucho miedo, siempre decía que tenía mucho miedo, y ¡era normal! Porque los teatros llenos con esa responsabilidad, con un maestro tan grande..., Enrique me dio esa tranquilidad a base de tiempo, de aprendizaje, de constancia y siempre se lo agradeceré de por vida.

--Y con quince años uno se va a NY.., ¿y que da más miedo?

--(Se ríe) ¡Esa es muy buena pregunta...! recuerdo que yo decía que estaba muy lejos de mis padres.. y recuerdo de ese primer viaje... esa distancia, pero también el vivir un sueño porque estaba acompañando a un genio del cante. Estaba empapándome de aprendizaje, de otras músicas, de otra ciudad, de muchas cosas..., la verdad es que fue fundamental para mí.

--Ahora acompaña a su hijo Kiki Morente, ¿él lo tiene más fácil o más difícil que los demás?

--Yo creo que él está demostrando lo que siente, que es lo más importante de un artista, porque las comparaciones son odiosas y la verdad es que tanto su padre como su hermana son genios y el Kiki está haciendo una cosa absolutamente maravillosa, respetando el sello, amando a su casa, y todo lo que se hace con amor.., está haciendo cosas muy bonitas y ahí está su disco que está precioso.

--Usted comentó en una entrevista, «que a la guitarra la tienes que abrazar, si no no te quiere», ¿cuánto piensa que le quiere la guitarra a usted?

--¡La guitarra me quiere como veinte minutos...! yo siento que la guitarra no me quiere, yo soy un maniático de eso porque claro, cuantas más horas tocas más ágil estás de dedos o más siento.. hay días que te tiras sin tocarla unos días y cuando vas a tocarla tienes los dedos, la espalda más relajada..., yo pienso que cuantas más horas tocas la guitarra más penetras en el instrumento y te va a querer mucho más. A la guitarra si no la tocas no suena, y se apaga como una vela.

--¿Qué te da la guitarra que no le de el resto de las cosas que te rodean?

--La verdad es que me ha dado muchas alegrías de cuando podía tener penas.

--¿Qué cree usted que tiene de su abuelo y de su padre?

--De mi abuelo..., pues ojalá pudiera tener algo, pero yo creo que lo que tengo es el cariño que siempre brindaba. Le gustaba ser muy cariñoso y amar mucho a los compañeros, los quería todos, y de pequeño he crecido viendo eso y para mi ha sido fundamental escuchar a otros artistas para seguir aprendiendo porque nadie nace sabiendo..., esto es muy difícil, una carrera muy larga, un camino de aprendizaje. De mi padre tengo la risa, la alegría, el estudio..., de ‘pequeñito’ me ponía muchos estudios de guitarra, y tengo los cimientos de él.

--Usted es un Habichuela, ¿qué sabe de la guitarra que los demás nunca podremos saber?

--Para mi esto ha sido como el que se levanta por la mañana y tiene el plato de sopa en la mesa..., lo hemos tenido siempre en casa. De tener tres o cuatro ‘añitos’ y tocar la percusión, las palmas. Es como tener un lenguaje propio en casa: ese lenguaje es el flamenco y el compás. y eso siempre será una ventaja.