En la Berlinale, ayer pareció anteayer. El menú fílmico fue prácticamente el mismo: como plato fuerte, una comedia dramática americana hecha por mujeres y presentada fuera de competición; como guarnición y dos propuestas de cinematografías más periféricas.

La llegada de Julianne Moore salvó la jornada a los medios. La actriz presentó The kids are all right , acerca de los hijos adolescentes de una pareja lesbiana que buscan a su padre biológico. Un poco de comedia ligera por aquí, algo de drama suburbano por allá, y en el centro mucha química compartida entre Moore y Annette Bening, que proporcionan el principal atractivo emocional de la película.