Tras vender casi seis millones de ejemplares de su primera novela, La orden del Temple , Raymond Khoury (Líbano, 1960) ha buceado en un tema científico muy actual que ha atraído al hombre desde la antigüedad: la longevidad y, si es posible, la inmortalidad. En Santuario (Ediciones B), Khoury, nuevo fenómeno del superventas y también guionista de cine y televisión, mezcla la antigüedad con el mundo actual en el escenario de una Bagdad destrozada por una guerra moderna, y su Líbano natal

"Me interesa esa zona del mundo por la mezcla de culturas que han convivido, como en la antigua Constantinopla o en Toledo. Y porque es muy relevante para lo que ahora se llama choque de civilizaciones. Este choque es político, no religioso, pero la religión está siendo utilizada como elemento motivador del conflicto", afirma el escritor.

A lo largo de la historia de la literatura, ciencia y ficción han formado un matrimonio de conveniencia que ha nutrido el trabajo de cientos de escritores. "No estaría mal que la ficción alimentara a la ciencia", explica, tras citar a grandes científicos que "fueron influidos por algunas novelas". Y ante una situación como la que plantea en Santuario --prolongar la vida mucho más allá de los límites conocidos--, Khoury lo tiene claro. El sí viviría 200 años, como alguno de sus personajes, "si a los 150 años estoy como si tuviera la edad de ahora". "No creo que estemos predestinados a morir viejos".

Con los registros claros de las novelas de acción, se plantea también qué límites existen para satisfacer la demanda del lector sin traicionarse como escritor. Persecuciones, enfrentamientos, intriga y misterio, todo el que quieran pero nada de violencia gratuita. "Aunque parezca antiguo", reflexiona, "me parece horroroso que haya videojuegos en los que ganes puntos por atropellar a la gente. Ni leo ni escribo historias de asesinos en serie, no me interesa ponerme macabro, pero en la sociedad actual hay un inmenso apetito por eso y es preocupante. Creo que es un problema porque nos insensibilizamos frente a la violencia y hay quien se preocupa más por los muertos de los videojuegos que por los de la guerra de Irak".