Todo es grande al hablar del King Kong de Peter Jackson, incluyendo los más de 175 millones de euros de presupuesto, los 187 minutos de duración y las expectativas en taquilla (algunos ya especulan con un récord mayor que el de Titanic ). Y grande fue también el preestreno de la película que tuvo lugar el lunes en Nueva York.

El alcalde Michael Bloomberg declaró la jornada Día de King Kong; se repartieron 50 millones de dólares en un juego de lotería vinculado al personaje y 8.000 invitados asistieron a los pases de la cinta en 38 pantallas de tres cines situados en los alrededores de Times Square, donde se instaló una réplica de casi siete metros de altura del primate. Kong ha vuelto a conquistar Manhattan, y eso que aún queda más de una semana para el estreno oficial en Estados Unidos el día 14 de diciembre.

EL ULTIMO MINUTO Jackson, declarado admirador del original de Merian C. Cooper y Ernst B. Schoedsack, confirmó su pasión llevando a su fiesta como pareja un Kong de 45 centímetros que se utilizó en la película de 1933. Era la primera vez que el director neozelandés se sentaba a ver su última película ya acabada. "En este caso es verdad que hemos trabajado hasta el último minuto. El pasado lunes tenía mi vuelo desde Nueva Zelanda a las nueve y media de la mañana. A las nueve aún estaba en Weta (su factoría de efectos digitales) acabando dos escenas", explicaba el sábado durante una promoción en la que se confesaba "exhausto y cansado".

Crear este King Kong ha sido duro para el cineasta, pero también ha supuesto el cumplimiento de un sueño, aquel que empezó a soñar al ver por primera vez el King Kong de 1933 cuando tenía nueve años. Es el mismo sueño que intentó primero cumplir a los 12 años creando una réplica del Empire State en cartón, pintando el paisaje de Nueva York en una sábana y destrozando un abrigo de piel de su madre para crear al mono en un garaje de su casa en Nueva Zelanda. Y es también el sueño que, ya como un director asentado, casi llegó a realizar en 1996, antes de rodar la trilogía de El señor de los anillos .

"Estoy muy contento de que no pasara entonces", dijo el sábado el director, recordando que cuando aquel proyecto quedó suspendido él quedó "devastado y derramando lágrimas".

MAXIMO REALISMO Peter Jackson cree "en el destino que, de una u otra forma, te lleva". Manifiesta que "es afortunado el que haya momentos en que las cosas se escapan de tu control". Y por eso ahora se felicita de que aquel proyecto no llegara a buen puerto.

Lo han empezado a corroborar las primeras críticas, que dan un notable o un sobresaliente a una película en la que Jackson ha querido poner el máximo realismo posible. Parte de su equipo viajó a Ruanda para estudiar los gorilas. Y aunque Copito de Nieve murió antes de que el director llegara a Barcelona para estudiarlo en vivo, su equipo trabajó con imágenes de archivo del gorila albino para crear al nuevo Kong, cuyo hiperrealismo no ha encontrado tacha.

Pero no es el realismo animal lo que más está convenciendo a los críticos. El analista del Times británico, por ejemplo, ha escrito que "el genio de verdad aquí radica en el personaje simple de Kong en el guión. Como Ann Darrow (el personaje que primero llevó a la pantalla Fay Wray y que ahora retoma Naomi Watts), es un outsider en su propio ambiente. Los subtextos raciales y sexuales que plagaban la original se han erradicado. Se nos deja con una destacada película imbuida de maravilla casi infantil".