Tras una rocambolesca historia que incluyó su robo por los nazis, el retrato de Adele Bloch Bauer, la obra maestra del pintor austriaco Gustav Klimt, colgará a partir del 13 de julio de las paredes de la Neue Galerie de Nueva York, el pequeño y elegantísimo museo dedicado al arte alemán y austriaco fundado hace cinco años por el magnate de los cosméticos Ronald Lauder, que no dudó en pagar 135 millones de dólares (112,5 millones de euros) para adquirir una de las pinturas más famosas del mundo.

"Esta es nuestra Mona Lisa ", declaró Lauder a The New York Times tras batir el precio máximo pagado hasta ahora por un cuadro, los 85,9 millones de euros abonados en el 2004 por una obra de Picasso. La tela de Klimt forma parte ahora de una exposición en el Museo de Arte del Condado de Los Angeles, ciudad en la que reside su expropietaria, Maria Altmann, sobrina y heredera de Adele Bloch-Bauer. "El señor Lauder entiende muy bien Austria y adora a Klimt", explicó Altman, que tiene 90 años y apenas recuerda a su tía, fallecida de meningitis en 1925 a los 43 años, cuando ella solo tenía 9.

BOQUILLA DE ORO El cuadro fue encargado por el marido de Adele, Ferdinand Bloch-Bauer, y concluido tres años después por el pintor, en 1907. Los Bloch-Bauer eran una de las grandes fortunas judías de la Viena de comienzos de siglo y en sus salones se reunía la flor y nata de los artistas, políticos e intelectuales de la época, incluyendo al compositor Richard Strauss. Adele "era muy seria, se paseaba cubierta por largos vestidos blancos que flotaban a su alrededor y fumaba con una boquilla de oro", comentó su heredera. Rumores de la época especularon con que había sido amante del maestro del Art Nouveau que la inmortalizó para siempre.

En 1938, cuando Alemania se anexionó Austria, Ferdinand Bloch-Bauer huyó a Suiza, con lo que sus posesiones fueron confiscadas por los nazis, que se dividieron las pinturas, porcelanas y obras de arte entre la cúpula del régimen, empezando por el propio Hitler. Tras el final de la guerra mundial, en los últimos 60 años el Gobierno austriaco exhibió la tela en el Palacio Belvedere de Viena. Aunque la protagonista del cuadro había expresado en su testamento el deseo de que pasase a manos de Austria porque no tenía hijos, su esposo se lo legó a los tres sobrinos de la pareja antes de fallecer, en 1945, junto a otras posesiones, incluyendo cuatro telas más de Klimt, valoradas en 85 millones de euros.

UN LARGO PROCESO Después de la guerra, los sobrinos trataron infructuosamente de conseguir la herencia, pero el Gobierno austriaco mantuvo que las telas de Klimt habían sido legadas por Adele a su país. Sin embargo, en 1980 un periodista vienes que trabajaba para The Boston Globe descubrió el testamento original de la señora Bloch-Bauer, donde expresaba el deseo pero no ordenaba que los cuadros pasaran a Austria. Sobre esta base, en el 2000 la señora Altman, única heredera viva, demandó al Gobierno austríaco en EEUU para recuperar las obras, y no dudó en llegar hasta el Tribunal Supremo. Cuatro años después, la máxima magistratura estadounidense respaldó la validez de la demanda y el pasado enero un tribunal austriaco devolvió a la señora Altman los cinco cuadros de Klimt.

La multimillonaria heredera declaró al Times neoyorquino que todavía no ha decidido que hará con las otras obras de Klimt, que serán expuestas temporalmente en la Neue Galerie junto al retrato de Adele. "Mi esperanza es que terminen en museos, aunque por ahora estoy muy contenta de que estén en la Neue Galerie, porque no podrían haber encontrado mejor lugar".

El retrato es el más famoso entre los pintados por Klimt y la obra maestra del llamado estilo dorado . Su elaboración fue muy larga ya que existen dibujos preparatorios fechados en 1903.