El gesto moderno se funda en la iconoclastia, asegura Pedro G. Romero. Es decir, en negar o atacar lo sagrado, pero también en rechazar la autoridad, las normas, los modelos. El artista andaluz (Aracena, 1964) ha trabajado en los últimos años en lo que ha denominado Archivo FX (www.fxysudoble.org), un amplio depósito documental de más de 1.000 imágenes fotográficas y cinematográficas en torno a la iconoclastia, en el que se aportan autores y textos teóricos sobre filosofía, estética y ciencia.

Habiendo nacido en Andalucía, Romero menciona algunos gestos iconoclastas a que son tan proclives en esa región: la quema de iglesias (18 solo en Sevilla durante la guerra civil) o el ataque hace unos meses de un hombre a la figura de Jesús del Gran Poder, también en la capital andaluza, donde sus patronas religiosas (Santa Justa y Santa Rufina) "son iconoclastas que sufrieron martirio"

El artista, sin embargo, no es un iconoclasta ("igual que un pediatra que trata con niños no es un pederasta", aclara con humor. Pero añade: "No me pierdo ninguna Semana Santa de Sevilla"), sino un documentalista de esas prácticas rebeldes contra lo establecido.

En Don dinero (la exposición que exhibe en la galería cacereña Casa sin fin) reúne materiales vinculados al dinero y que presentan otros tantos gestos contestatarios, "que revelan la estructura económica que sujeta una obra de arte". Por ejemplo, se exhibe una edición facsímil de monedas distribuidas por una cooperativa en 1937: los trabajadores tacharon con violencia la palabra católica , que figuraba como leyenda en la propia moneda (Cooperativa mutua católica de Manlleu ). Romero asocia esa actitud con la del movimiento antiglobalización actual, en el sentido en que las palabras globalización y católica significan lo mismo, una aspiración a lo universal y una negación de lo particular.

Copias de billetes impresos durante la guerra civil muestran en la galería cómo en ayuntamientos libertarios y comunistas se imprimió dinero cuyas leyendas incluían el nombre del pueblo donde se distribuyó, y se eliminó cualquier referencia católica. En su exceso iconoclasta, el sentido reverencial del dinero se perdió y la gente se tomaba a broma aquellos billetes. En otro extremo, Romero no cree posible la desaparición del dinero. "Su abolición es una utopía".

La exposición incluye también las cartas que componen la novela Las correspondencias , del propio artista, y que han coeditado Casa sin fin y Periférica. "Son cartas de amor y de dinero porque en ellas se piden préstamos o su devolución, y que dicen que la comunicación de las gentes y el dinero están relacionados, y que el éxito del capitalismo está basado en la comunicación".

La pieza principal de la muestra es una copia pirata de la última película del francés Robert Bresson: El dinero , donde el hecho mínimo de falsificar un billete desemboca en un crimen. Basado en un relato de Tolstoi, donde fieles ortodoxos deciden prescindir de las imágenes, Romero ve un paralelismo entre esta actitud y el gesto de Bresson de cortar de los planos las cabezas de los intérpretes: la misma reacción de desprecio por las imágenes que plantea el relato.

Un último gesto: el visitante puede ver el filme en una pantalla de televisión o, como si se tratara de un puesto de top manta , llevarse una copia por tres euros.