La primavera árabe está a punto de estallar y un detective recorre las calles de la capital egipcia para investigar el asesinato de una cantante. Este es el punto de partida de El Cairo confidencial, un fantástico noir con todo el sabor del cine clásico trasladado a la convulsa realidad social de un país en plena efervescencia revolucionaria. Una película gracias a la que su director, Tarik Saleh, ha logrado diversos reconocimientos, entre ellos, un gran éxito comercial en Francia. El cineasta, que también es documentalista, autor de videoclips de Lykke Li, experto en cultura urbana y un reconocido grafitero en Suecia, donde reside, regresa a sus orígenes para contar una historia de corrupción endémica que abarca todos los estadios de una sociedad manipulada por el poder y las altas instancias.

-¿De dónde surge la idea de la película?

-Parte de un hecho real que tuvo lugar en Dubái en el 2008, el asesinato de la cantante libanesa Suzanne Tamim. Primero se detuvo a un policía que parecía estar implicado, pero tuvieron que escarbar mucho más para llegar al verdadero responsable, uno de los empresarios más ricos del país, Hisham Talaat Moustafa, una especie de Donald Trump egipcio. Estaba construyendo una ciudad entera y muchos altos cargos tenían intereses ahí, así que prácticamente contaba con inmunidad para hacer todo lo que quisiera. Estaba fuera de la ley y actuaba en consecuencia. Fue un gran escándalo cuando los acontecimientos salieron a la luz y la sociedad se dio cuenta de hasta qué punto el poder puede generar monstruos.

-¿Por qué decidió ambientar la película en un momento determinado como lo es la primavera árabe?

-Comencé a escribir el guion en el año 2010 y justo en ese momento comenzaron los primeros movimientos. Me di cuenta de que era un acontecimiento demasiado importante como para dejarlo a un lado. Una revolución así en Egipto parecía impensable y, sin embargo, había pasado. Decidí no solo utilizarlo como marco, sino que hubiera una conexión interna con el núcleo de la película. Al fin y al cabo, todo lo que ocurre tiene mucho que ver con el hartazgo al que llegó la población después de años de sometimiento a una dictadura como la de Hosni Mubarak.

-Usted tiene mucha experiencia en el terreno documental. ¿Cómo integró ese registro en la película?

-Cuando practico el género documental me encuentro con muchas más trabas. Debes ser fiel a la realidad. Aunque conozcas la verdad, tienes que ir con mucho cuidado, aferrarte a los hechos de una manera fehaciente. Cuando capto con mi objetivo una situación particular, me hago preguntas simples para ver si creo en lo que veo y puedo trasmitirlo. Pero eso también habría que aplicarlo a la ficción, ¿no? La gente tiende a pensar que quien hace películas se olvida de la realidad, pero eso no es verdad.

-Hizo un documental, Gitmo, sobre los métodos de tortura en Guantánamo. ¿Cómo fue la experiencia?

-Pues aprendí mucho. Me di cuenta de que la gente solo espera polémica y grandes conspiraciones sobre los temas que crean controversia. Pero, realmente, se olvida de los dramas reales. Descubrí que lo importante era acercarse a las personas. En El Cairo confidencial he intentado una aproximación similar: a partir de unos personajes, con sus problemas específicos, quise contar cosas sobre la situación actual de Egipto.

-¿Cuál era el principal reto al que se enfrentaba con esta película que ahora llega a las salas de cine españolas?

-He jugado con elementos muy delicados. Conozco las reglas sociales y religiosas del país y sabía que había un peligro a la hora de romperlas. Esto ha supuesto un desafío. También es cierto que yo me encuentro en una situación privilegiada y eso es algo que no podemos obviar. Mi padre es egipcio, y mi madre, sueca, y yo tengo pasaporte europeo. Un director autóctono no habría podido hacer esta película, así que yo me he sentido en la obligación de posicionarme. Cuando escribía el guion, yo mismo me sorprendía porque el material con el que trabajaba era real. Por eso espero que esta película sirva para que el público también se haga muchas preguntas y que sepa que la democracia es una broma si todo se mueve por el poder y el dinero. Son los verdaderos dueños de todo, incluso de las vidas de la gente.