La locura del fútbol no afecta sólo a los países civilizados, sino a lugares tan remotos como las tribus nómadas de Mongolia, las caravanas de camellos del Sáhara o los indios de la selva amazónica, como muestra Gerardo Olivares en La gran final , filme que mezcla una base documental con la ficción.

Hace cinco años, como explica Olivares --quien lleva quince recorriendo el mundo filmando documentales--, dio con una despoblada región de Mongolia con una tribu de nómadas que, entre sus pertenencias, llevaban una vieja televisión: "¿Qué pintaba allí una tele?", se preguntó el cineasta ayer en la presentación de su película, que se estrena el viernes. La respuesta se la dieron los propios mongoles. Iban al poste de luz más cercano para ver un culebrón ruso. "Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de La gran final , el insertar una historia de ficción dentro de una base documental, real".

"Y pensé --añade-- que la trama podía girar sobre cómo se las ingeniaban gentes de remotos lugares, dispersos por el planeta, para ver la final de la Copa del Mundo de 2002, ésa que concentró delante del televisor a tres mil millones de personas que gritaron al unísono cuando Ronaldo marcó un gol".

No era una idea descabellada, ya que Olivares se había encontrado, en sus múltiples viajes, con casos ilustrativos del poder del fútbol, como el de un monasterio en el Himalaya, donde al lado de la estatua del Buda había una foto de Ronaldo.

EL ESPERANTO "El fútbol es el esperanto del mundo globalizado de hoy", indica Olivares, quien en un principio eligió seis puntos remotos del planeta pero, para no complicar mucho la trama, se centró en tres: Una tribu nómada de Mongolia que había cambiado sus rutas para enganchar sus televisores a los postes de luz con que la vieja URSS había sembrado sus inhóspitas tierras.

Una caravana de tuaregs del Níger que aparca sus camellos y hace trueques con viajeros de un camión para lograr la batería necesaria para ver la gran final. Y, por último, una tribu de indios del Amazonas que se las ingenian para ver esas imágenes.

"La mía es una película sobre fútbol, pero ante todo sobre cómo la televisión, que como una ventana abierta al mundo, ha cambiado a esos pueblos. Ella es la responsable de la globalización", explica Olivares.