En el territorio del jazz, nombres como Kenny Garrett o Miguel Zenón alcanzan la misma categoría (si uno piensa en el pop o el rock) de grupos como Oasis o Aerosmith. Pero con su menor arraigo popular, hay que hacer un pequeño esfuerzo de comprensión para entender la repercusión que la presencia de estas megaestrellas , como las llama el jazzista Pablo Romero, pueda deparar en Extremadura. Ambas clausuran hoy y mañana el programa del Festival Internacional de Jazz de Badajoz. El pianista Javier Arroyo hará doblete en Trujillo y en la capital cacereña, donde presenta mañana su último disco, Sur al sur .

El saxofonista de Detroit Kenny Garret (1960) compartió sesión con Miles Davis. Tocaron de espaldas al escenario. "La comunión fue total", afirma Pablo Romero (que es además uno de los organizadores del festival).

Garrett es uno de los descendientes musicales del trompetista, de modo que al desaparecer Davis en 1991, aquel "cogió su relevo".

Cinco años después, la revista Rolling Stone lo definió como "el artista caliente del jazz" de entre los de su generación. Naturalmente, Garret "se liberó de la influencia de Davis y ahora es una estrella". Desde el inicio de su carrera, Kenny Garrett ha grabado 11 discos en solitario y ha sido nominado al Grammy en numerosas ocasiones.

Miguel Zenon, por el contrario, tiene algo de encarnación del sueño americano. Nació en Puerto Rico y allí estudió saxofón. Recibió becas sucesivas para ampliar su formación académica, parcialmente dedicada al jazz. Y entonces empezó a destacar. Su carrera, en esto, es similar a la de tantos músicos que en un momento determinado toman la decisión de abrazar la música como profesión: estudios, conciertos, aprendizaje junto a músicos maestros, experiencia en orquestas y otras formaciones.

Su disco de debut, Looking forward , fue considerado por The New York Times el número uno en la categoría de grabación independiente de jazz en el 2002. Siguieron Ceremonial , Jíbaro , donde explora, de un modo directo, la rica herencia musical de Puerto Rico. De ahí surgieron diversas composiciones basadas en el género musical conocido como música jíbara que aborda historias de amor, de amistad o de pérdida.

¿Tras su último disco, Awake (Despertar), cuál es la singularidad de este intérprete? "Zenón es el mestizaje", afirma Romero. "No hay otro músico que tenga esas raíces. Y como improvisador, es único".

Que la docencia es una de sus prioridades lo demuestra en el propio festival de jazz pacense. Hoy podrá verse en la sala Mercantil el resultado del seminario que ha impartido a más de 70 asistentes de dentro y fuera de España durante esta semana acompañado de Arturo Serra y André Fernandes.

Naturalmente la presencia de músicos como estos en Extremadura solo es posible en el contexto de giras que realizan por Europa o concretamente España, reconoce Pablo Romero. De otro modo, no sería posible asumir los costes de sus desplazamientos y la contratación.

El festival ha dado cabida a grupos extremeños, de los cuales Aché Latin Jazz ofrece el último concierto. Un grupo de dos años de trayectoria de jazz con raíces flamencas y percusión latina, según Romero.

La formación la componen Francisco Croche (saxo alto), Joaquín de la Montaña (saxo tenor), Rafa Prieto (guitarra), Michel Martínez (bajo eléctrico), Paquito Suárez Aspirina (percusión) e Iván San Juan (percusión).

Esta banda es en parte un reflejo del alcance del festival. Las ocho ediciones han favorecido la aparición de grupos como Aché Latin Jazz, Alambiqueña del Oeste o Special Quartet, cuyo primer disco, Namouche , es un hito para esta música dentro de Extremadura."Muchos de nosotros tocamos con músicos de fuera de Extremadura", afirma Pablo Romero.

El y Javier Alcántara recibieron una oferta para organizar un circuito jazzístico en la región. "El tiempo que dedicamos a organizar el festival lo hacía inviable". Así que la intención de la Consejería de Cultura y Turismo de promocionar esta música se trasladó a los conciertos del Play Cáceres. "Esto permitirá que la afición crezca". El jazz, añade, también está presente en los conservatorios y músicos como el propio Romero estudian jazz en la Facultad de Música de Evora, a un centenar de kilómetros de Badajoz. "Así que el panorama es optimista".

Javier Arroyo formaría parte de ese optimismo, como atestigua la presentación mañana en Cáceres de su segundo disco con El Lusitania Jazz Machine. Entre el 2007 y 2008, Arroyo fue grabando en directo los temas de Sur mira al sur .

Las tomas están sacadas de conciertos en festivales de blues de Castilla León, de jazz en Vila Real y en La Alpujarra granadina. Cuatro de los doce temas fueron grabados en estudio en Granada.

Siendo jazz, da tiempo para abordar cuestiones como la vida en las pateras, la explotación infantil, la amistad o la pasión. Y da tiempo también para fusiones: una versión africana de un tema emblemático de los 70: A cántaros , de Pablo Guerrero y otra de raíces lationamericanas: Me matan si no trabaja , que firmó Nicolás Guillén.

"Soy una persona sensible a esas situaciones. Vivimos fenomenal en comparación con muchísima gente. No me olvido de los que se están ahogando en el Mediterráneo", explicó el músico en la presentación del disco en Cáceres la pasada semana. Hoy, Arroyo, con otra formación, As Jazz Duet (el propio pianista y Paul Stocker), presenta parte del repertorio del Lusitania en un concierto en el teatro Gabriel y Galán de Trujillo.