Ya no es una percepción romántica, sino una realidad. Los discos de vinilo vuelven a ser reclamados por el público. Más allá del resistente mercado de segunda mano o de las reediciones de clásicos, las discográficas están volviendo a publicar sus novedades en los dos formatos y el comprador vuelve a tener esa duda que surgió en 1985: ¿lo compro en CD o en vinilo? Un cuarto de siglo después la pregunta es la misma, pero con una diferencia sustancial: hoy el vinilo es el producto elegante, el objeto de lujo, la inversión de futuro.

En una industria prácticamente hundida como la discográfica, los encargados de tiendas especializadas observan con sorpresa y entusiasmo cómo se constanta la tendencia día a día: "Gente que se pasó los años 90 comprando CDs se está pasando al vinilo", explica Oriol Valls, de la barcelonesa CD-Drome. Juan Vitoria, de Discos Amsterdam (en Valencia), incluso detecta la aparición de "un público muy joven que ha descubierto que tener cientos de canciones bajadas de internet es no tener nada y prefiere poseer algo original, preferiblemente vinilo". Para esta nueva generación de consumidores, el vinilo es un formato ¡nuevo!

Las cifras, aunque en un contexto de caída continuada de la venta de música, son significativas. En CD-Drome, la venta de vinilos ya supone más del 40% de su facturación mensual. La misma cuenta hace Amsterdam. Y también en las grandes superficies el vinilo gana público, aunque de forma más discreta. Apenas supone un 2,5% de sus ventas en música en FNAC (un año atrás era del 1,3%), pero en una época de caída anual de las ventas de un 15%, la del vinilo ha crecido un 21% en el primer semestre de 2010. Esta es su única alegría.

El vinilo siempre atrae más al público especializado. Si en una pequeña tienda el último de Animal Collective o Yo La Tengo vende tantas copias en vinilo como en CD, en FNAC el nuevo de Vampire Weekend despacha solo un 10% de vinilos; y es un éxito. El superventas en vinilo de FNAC es el último de Bunbury. Solo allí han vendido un centenar de unidades. Suena a calderilla, pero recordemos que vendiendo 200 ejemplares en toda España en una semana ya se sale en los ranking.

La paradoja es que, aunque el auge del vinilo haya sido tímido y sostenido en los últimos tres años, la industria aún no está capacitada para atender la demanda. De salida, alguna novedad ya vende más vinilos que CDs, pero cuando la tirada de vinilo se agota, no se hace segunda edición, así que el público debe reservarlo; si no, no tendrá más remedio que comprarse el CD. "Hay más demanda que oferta", afirma Valls.

En los años 90, cuando el CD hundió al vinilo, las fábricas de prensado sobrevivieron gracias a los encargos de sellos de electrónica. Pero cuando llegó el mp3 y los softwares que permiten al discjockey pinchar música con ordenador, cerraron las pocas que habían resistido el golpe del CD. En 2007 cayó la última que había en España. En Europa ya no quedan más de diez, pero ahora van desbordadas de pedidos. En algún caso tardan cuatro meses en atender pedidos que antes servían en 15 días.

Kankana es una empresa malagueña que gestiona la fabricación de vinilos con una fábrica checa. Abrió en 2002 y prensaba maxis de techno; 30.000 al año. En 2009 ya gestionó la fabricación de 200.000. El 90% eran de pop-rock, pues el maxi de electrónica casi ha muerto. Estos días ultiman la edición en vinilo de todos los discos de Los Planetas y observan como la fábrica francesa MPO abre una filial en Madrid.

Multinacionales, sellos indies y artistas autoeditados se animan cada vez más a publicar en ambos formatos. A las primeras, el vinilo no les da dinero, pero sí presencia. En Warner y Universal puede suponer un 5% de las ventas de cada referencia, pero U2, Bosé, Tom Petty, Rosendo o Portishead lanzaron sus nuevos discos en vinilo.