En los 80 y 90, cuando ETA estaba más activa que nunca, grupos vascos como Soziedad Alkohólika fueron acusados de apología del terrorismo. Hasta el 2006 no llegaría la absolución de la Audiencia Nacional, así que cada vez que tocaban fuera de Euskadi se exponían a que alguna asociación de víctimas o ayuntamiento del PP tratase de impedir su concierto. En el 2013 cancelaron una actuación en Madrid por «las amenazas y presiones policiales» a las salas.

Negu Gorriak ya se había disuelto cuando en el 2000 les llegó la absolución del Tribunal Supremo. El entonces teniente coronel de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo los había acusado de atentar contra su honor. Tal y como prometieron, dieron tres conciertos para celebrar la victoria. Paradójicamente, hoy se considera algunas letras de los grupos del rock radical vasco como los más lúcidos retratos de la España de aquella época.

El sociólogo, filósofo y ensayista César Rendueles califica a la Audiencia Nacional como un «tribunal de excepción, un residuo franquista que adquirió protagonismo con la lucha contra ETA. ¿A qué se dedica ahora que ha perdido el sentido que el Estado le dio?», se pregunta. «Cuando los jueces se ven ante una legislación que da alas a sus comportamientos represivos, se crecen. Hoy es la ley mordaza y tiempo atrás fue la ley antiterrorista», compara.

Pero más que pelear contra la ley mordaza, Rendueles prefiere señalar a la judicatura: «¿Cómo se elige a los jueces? ¿Qué le pasó al juez que encarceló a Martxelo Otamendi y permitió sus torturas? Nada. ¿Qué le pasará a los que encarcelen a estos chicos y a lo mejor les arruinen la vida? Nada», pregunta y responde Rendueles. Juan Manuel Olarieta, abogado vasco de represaliados políticos durante décadas, lleva las defensas de Hasél, Valtonyk y La Insurgencia. La jueza Carmen Lamela, que tomó declaración a los detenidos de Alsasua, es, curiosamente, la misma que recibió a los 13 raperos..