Es como si el mítico Antonio el Bailarín se hubiera levantado de la tumba para desentrañar su gran secreto: asegura ser el verdadero padre de Fernando Martínez de Irujo, marqués de San Vicente del Barco y cuarto hijo de Cayetana de Alba. A modo de tardío testamento, mañana se desvelan éste y muchos más episodios de su vida en el libro Memorias de viva voz, publicado por Ediciones B y escrito por Santy Arriazu en primera persona, como si fuera el propio Antonio quien hablara.

Y en realidad, así es. A modo de prueba de cargo, el periodista conserva todas las cintas magnetofónicas de las largas conversaciones que mantuvo con el bailarín entre 1983 y 1984. "Dos docenas de mujeres y casi otro tanto de hombres pasaron por la vida, el corazón y tal vez la alcoba de Antonio", afirma Arriazu en el prólogo. Sin duda dará que hablar. De hecho, hoy mismo también la revista Interviú aporta relevantes datos sobre el libro.

EL AMOR DE SU VIDA Pero si un romance destaca es el que dice que tuvo con la duquesa de Alba, casada con Luis Martínez de Irujo, el amor de su vida. Recuerda su primer encuentro en 1936 y detalla su primera noche de amor, dos décadas después.

El libro relata su vida profesional y personal, a cual más agitada. Antonio Ruiz Soler (1921-1995) saltó de la miseria en que transcurrió su infancia en Sevilla a un temprano reconocimiento internacional.

El bailarín fue un mito viviente y muchas fueron las estrellas con las que, según él mismo cuenta, mantuvo relaciones sexuales. Mantuvo un noviazgo con Marisol cuando ella sólo tenía 16 años y otro con Natalia Figueroa.

Según sostiene el libro, Cayetana quiso renunciar a su título y dejarlo todo, pero Antonio reconoce no haber querido poner en peligro su rutilante carrera profesional. Por contra, le achaca haberse desentendido de él cuando, en 1972, el bailarín pasó 18 días en la cárcel por haber blasfemado en público.

Da la casualidad de que mañana la duquesa cumple 80 años y no es la única polémica a la que se enfrenta: los ayuntamientos de tres pueblos andaluces han pedido que le retiren el título de Hija Predilecta de Andalucía.

De sus seis hijos, Fernando Martínez de Irujo ha sido siempre el más serio e introvertido. El que nunca daba que hablar. Ahora, a sus 46 años, las palabras con que concluye este libro le ponen en una delicada situación: "Y si es necesario que me desentierren, que se hagan las pruebas del laboratorio. Fernando es hijo mío. Es mi hijo".