Casi dos décadas después de que una crisis de proporciones bíblicas forzara el cierre de Bruguera, el legado de la editorial barcelonesa resurge estos días con la fuerza de un Superlópez. A la exposición en Barcelona sobre los gloriosos tebeos de la casa y sus creadores se suma la publicación de Cuando los cómics se llamaban tebeos. La escuela Bruguera (1946-1967) , un estudio sobre los años dorados de la editorial escrito por el experto en cómics Antoni Guiral y editado ejemplarmente por El Jueves .

No es el único libro novedoso en torno a la empresa que alumbró a Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Carpanta, Doña Urraca, Anacleto y tantos otros personajes. Glénat acaba de publicar la Guía visual de la editorial Bruguera (1940-1986) , de Tino Regueira, y desde hace unos meses está en tiendas especializadas Los hijos de Pulgarcito , un primoroso volumen que recoge las conclusiones de las jornadas del festival del cómic de Vitoria del 2003, que giraron en torno a la editorial.

RETRATO DE LA ESPAÑA GRIS El libro de Antoni Guiral se presentó el jueves, en un acto en el que, además del autor, participaron el periodista Ramón de España, que firma el prólogo, y el escritor Francisco González Ledesma, que trabajó en Bruguera como redactor, guionista y abogado entre 1947 y 1964.

González Ledesma era, además, sobrino de Rafael González, legendario redactor jefe de la editorial, cuya fama de déspota era sólo comparable a su visionario talento para aglutinar a un equipo de artistas irrepetibles y servirse de ellos para lograr un retrato hilarante, pero tristemente fiel, de la España gris y miserable de los años cuarenta y cincuenta.

Cuando los cómics se llamaban tebeos relata, con gran profusión de información, fotografías e ilustraciones, la asombrosa metamorfosis que convirtió a una pequeña empresa familiar en un gigante editorial, así como la no menos espectacular caída del imperio Bruguera. "Este no es un libro sólo para especialistas en historietas o para freaks --apuntó Ramón de España--. Es para todos aquellos que quieran recuperar una etapa de sus vidas y, al mismo tiempo, un periodo reciente de la historia de este país". Un ejercicio de memoria que Guiral cree necesario. "La gente de menos de 25 años no sabe lo que es Bruguera".