El artista conceptual Pedro G. Romero, autor de la narración con forma epistolar Las correspondencias (Periférica), dice que el ejercicio de escribir cartas ya no es algo natural y que "el que aún escribe cartas es que quiere ser artista". Siempre con humor, Pedro G. Romero explicó que, precisamente, el título de su libro, Las correspondencias , se debe a que "se canta lo que se pierde".

"Yo apenas envío cartas, eso ya no se emplea como medio de comunicación, es algo que tiene que ver con el pasado, pero no algo que sirva para comunicarse con normalidad", aseguró el autor en una entrevista con Efe.

No obstante, Pedro G. Romero se mostró muy interesado por la persistencia de las cartas tradicionales como "ese pulso con lo material" al que han desplazado los nuevos sistemas de comunicación electrónicos.

UN CARACTER NARRATIVO Prueba de ese interés son estas "correspondencias" o textos que el autor escribió para una pieza de la pasada Bienal de Arte Contemporáneo de Venecia y que, al ir a preparar su edición digital, el comisario de la exposición de la que formó parte aquella pieza, Valentín Roma, sugirió publicar como narración en forma de libro, al encontrarle un innegable carácter narrativo.

Romero creó para Bienal de Venecia "una ficción que bien pudiera ser muy real", ya que tomó el nombre y los apellidos de varios habitantes reales de la ciudad de Venecia, en la que el año pasado vivió durante varios meses, y los convirtió en anónimos e involuntarios participantes de estas Correspondencias .

Las cartas, escritas a mano y traducidas al italiano, fueron enviadas a estos venecianos, algunos de los cuales, confesó Romero, se interesaron por el asunto y asistieron a la Bienal.

Las tres primeras cartas del libro, que dan lugar a las demás, son literales y de otros tantos autores, de Pier Paolo Pasolini (sacada de sus Cartas luteranas ), de Antonio Gramsci (sacada de sus Cartas desde la cárcel ) y de Natalia Ginzburg (sacada de Querido Miguel ).