Con vivas al escritor como "Saramago, amigo, el pueblo está contigo" o "Saramago, la lucha continúa", millares de seguidores quisieron rendir ayer un último homenaje al premio Nobel de literatura, que falleció el pasado viernes a los 87 años. También había quienes agitaban sus libros o los alzaban sobre las cabezas. Y ramos de flores colgados de los árboles.

La despedida en Lisboa del autor del Evangelio según Jesucristo congregó asimismo a personalidades políticas e intelectuales que quisieron estar presentes, e incluso aplaudir, en el momento en que sus restos fueron incinerados.

El ataúd de José Saramago, cubierto con una gran bandera portuguesa, entró en el crematorio en medio de una ovación que duró más de diez minutos, mientras algunos seguidores le arrojaban claveles rojos, el símbolo de la Revolución portuguesa del 25 de abril de 1974.

"UN HEROE DEL SIGLO XXI" Antes, su emocionada viuda, la periodista y traductora granadina Pilar del Río, dijo unas sentidas palabras en un recinto privado del cementerio: "Somos felices por haberle conocido y somos privilegiados por haber compartido con él nuestro tiempo. Se va un héroe del siglo XXI".

El primer ministro de Portugal, José Sócrates, encabezó el grupo de políticos asistentes, entre los que destacó la vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, quien durante la ceremonia civil pronunció las siguientes palabras:

"Hay personas que mueven a las ideas e ideas que cristalizan en personas. De esas personas que saben hacer sonar las cuerdas del alma, una es sin duda quien ahora nos abandona. Soñó una tierra libre, un mundo en que los fuertes son más justos y los justos más fuertes, cultivó la amistad, el amor, la solidaridad y nos evaluó su señorío y dignidad en páginas llenas de vida".

Desde el pasado sábado, fueron muchas las personas que desfilaron delante del féretro del escritor instalado, con honores de hombre de Estado, en el ayuntamiento de la capital lusa. Y tanto Del Río como la hija que el escritor tuvo con su anterior esposa, Vilante Saramago, quisieron agradecer desde el balcón del consistorio la presencia de todos los que le rindieron este último homenaje.

El jefe de Estado portugués, el conservador Aníbal Cavaco Silva, fue criticado por no asistir a la ceremonia.