Gilberto Gil habló ayer de su actividad política: de reuniones internacionales de ministros de Cultura (en Madrid, convocado por la ministra española del ramo Carmen Calvo) para discutir la diversidad cultural, de acuerdos con productores musicales de su país para difundir la música brasileña hacia otros lugares. "Lo que importa de la música es su embrujo", dice prolongando un sentido trascendente, y social, a sus palabras que se filtra en su discurso público.