El escritor salmantino de 53 años presenta en Mérida su última novela, ´Que yo soy normal´, publicada en la editorial extremeña De La Luna Libros

Luis Felipe Comendador es hombre de múltiples tareas. Poeta, aforista, editor de If Ediciones y la revista Cuadernos del Sornabique , e impresor, alienta también la oenegé Sbq Solidario, que sufraga proyectos en Perú, Senegal y Gambia. Su obra poética está recogida en la antología Vuelta a la nada .

Que yo soy normal (De La Luna Libros) es su tercera novela, que hoy se presenta en el centro cultural Alcazaba de Mérida (20.30). El monólogo torrencial de un hombre de provincias encerrado en un sanatorio mental no tiene en la superficie de su trama nada autobiográfico; sin embargo, el escritor salmantino ha volcado en el texto su propio pasado de un cierto desencanto social, el de una generación que tuvo utopías y no hizo nada por cambiar el mundo. Hoy resiste gracias al humor.

--¿Qué es lo normal?

--Si lo supiera no estaría aquí. En la novela tiene que ver con la reivindicación de mi propio pasado. Yo procedo de la utopía. Viví como estudiante las postrimerías de la muerte de Franco y pensaba que todo podía arreglarse. Y con el tiempo uno se da cuenta de que si mira lo que ha hecho por esa transformación, el resultado es nada. Somos una generación triste porque tuvimos en nuestras manos los moldes para arreglar el mundo. Hoy los jóvenes no tienen utopías. Nosotros sí las teníamos. Creíamos que sí podíamos cambiar el mundo. Y finalmente lo dejamos todo en manos del gran capital.

--Su personaje lo intenta.

--Pero en un ámbito de cosas pequeñas y, claro, lo tachan de loco porque vende en la plaza tacos a duros y le va bien, y torea coches en la calle, pero, a diferencia de los toreros, no mata.

--¿La vida en provincias es tan normal y anodina como la que experimenta el personaje?

--Es agradable porque nos conocemos todos; pero te deja un regusto amargo: no le pones solución a nada. Béjar, donde vivo, es cómo Cáceres o Mérida, con más o menos habitantes. Al final todo se reduce a tu barrio y acabas encerrado allí. Aunque no acabaré como el protagonista, suicidado. Espero vivir muchos años más disfrutando de la vida.

--¿Por qué narra un poeta?

--Porque mis poemas han sido narrativos. Pero también está mi incapacidad de escribir textos largos. Y uno se dice que la poesía es más noble, pero en realidad la escribe porque es más corta y requiere menos esfuerzos.

--¿Como editor en provincias está a salvo de la crisis?

--Pues no. Editaba tres colecciones literarias y una revista, y la crisis nos ha golpeado duro y he postergado la edición. Tampoco quise depender de subvenciones y aún así he llegado a editar 178 títulos. Así que todavía puedo decir que he hecho algo por mi sociedad, por la gente.