Hace mucho tiempo, se estrenó La guerra de las galaxias, en la que Mark Hamill interpretaba al héroe de ficción más famoso del mundo, Luke Skywalker. Tenía solo 25 años cuando George Lucas le dio el papel de un joven granjero destinado a convertirse en héroe. Para bien o para mal, Luke ha permanecido en su vida durante cuatro décadas, en las que tuvo ocasión de retomar el personaje en dos secuelas. Ahora, a sus 66 años, Hamill regresa con un papel más sustancioso en Los últimos Jedi, de Rian Johnson. Skywalker vive en un remoto planeta y hasta allí llega la joven Rey (Daisy Ridley) con la esperanza de conocer el místico propósito de un jedi. La cuestión es si Skywalker le ayudará u obstaculizará su camino. Hamill se mantiene hermético.

-¿Cuál fue su reacción cuando le propusieron regresar a este fenómeno de la cultura popular?

-Por un lado, me entusiasmó la idea, porque nunca me lo he pasado tan bien trabajando en una película. Pero por otro, me aterrorizaba arruinar el recuerdo que tiene la gente de esta saga. Los verdaderos fans, esos que la ven una y otra vez, son tremendos. Algunas de las cosas que dijeron sobre las precuelas eran desorbitadas. Como por ejemplo que habían arruinado sus memorias de la infancia. Creo que hay que verlo todo con un poco de perspectiva.

-¿Esperó a la respuesta de Harrison Ford y Carrie Fisher?

-Sí, claro. Sin ellos no habría sido igual. No me habría extrañado que Harrison se negara a hacerlo. Al fin y al cabo él tiene una carrera muy extensa y Han Solo es simplemente un papel más en su currículo. Pero cuando aceptaron yo ya no tenía otra opción, me habría convertido en el hombre más odiado del mundo si hubiera rechazado la oferta.

-¿Ha hecho por fin las paces con Luke Skywalker, tras décadas de permanecer a su sombra?

-Sí. Soy una persona que acepta las cosas como son y disfruta del momento presente. No importa dónde trabaje, ya sea haciendo una obra de teatro en Broadway que solo van a ver 500 personas o dando la voz a muchos personajes tanto en cine como en televisión y videojuegos, donde nadie me va a reconocer. Yo me tomo mi trabajo muy en serio.

-Ahora tiene la ocasión de ser reconocido por las nuevas generaciones y compartir esta aventura con sus hijos y posiblemente con sus nietos...

-Exacto, no solo yo, sino los fans de la primera entrega, que ahora ya tendrán hijos y podrán compartir con ellos su amor por esta historia, y también los nuevos fans que van en aumento.

-¿Cómo es Luke 40 años después?

-Lo único que puedo revelar es que el momento final de los jedi ha llegado, lo cual es un shock para los fans, tanto como lo fue para mí cuando leí el guion. Luke es el más optimista de todos los personajes, pero no sabemos qué le ha pasado para convertirse en un amargado, un pesimista que se recluye en una isla. No sabemos dónde ha estado todo este tiempo ni lo que ha hecho. Ahora es un hombre torturado que carga con el peso de sus propios errores. Lo que quiero decir es que este Luke no es un saco de risas, nunca lo fue, pero al menos en la primera película se divertía.

-¿Pudo aportar su granito de arena a la hora de interpretarlo de nuevo? Al fin y al cabo es el que mejor le conoce.

-No, ya lo intenté en El despertar de la fuerza pero J. J. (Abrams) me dio un golpecito en la espalda, una galletita y me dijo: «Tienes 72 segundos al final de la película. Eso es todo» (ríe). Pase lo que pase, Luke ya no es el personaje central de la historia, aunque siga existiendo todo ese misterio en torno a su persona.

-¿Cómo fue su trabajo a las órdenes de Rian Johnson?

-Fue como mi gurú, yo hacía todo lo que él me decía. Mi mantra durante el rodaje fue «si estás contento con el resultado, yo también», porque él es quien dirige esta máquina. Una máquina compuesta de muchos elementos y en la que yo solo soy una pieza más.

-Sí, pero una pieza muy significativa en esta película. ¿Qué le gustaría decir a los fans que le han seguido durante este tiempo?

-Que si no fuera por ellos, hoy no estaría aquí sentado dando entrevistas. Los fans son los que se merecen todos los créditos, han estado con nosotros en los buenos y en los malos momentos. Me emociono al pensar lo mucho que esta historia ha afectado en la vida de tantas personas. Mi trabajo es trivial, pero cuando veo la cara de felicidad que pone un niño que ha perdido un brazo debido a una tuberculosis y me dice «no me preocupa, Luke también perdió una mano», me llena de felicidad.

-Ahora que Carrie Fisher ya no está, ¿qué recuerdos tiene de su trabajo con ella?

-Solo puedo decir que estoy muy agradecido a esta película porque nos ofreció la gran oportunidad de reunirnos, algo que probablemente no hubiéramos hecho nunca. Para mi era como una hermana, me conocía a la perfección, pero como todas las hermanas a veces me sacaba de quicio, sobre todo cuando quería competir conmigo por ver quién alcanzaba antes el millón de seguidores en Twitter (ríe).