La ya cincuentona Madonna estrena esta noche en el Millennium Stadium de Cardiff (Gales, Gran Bretaña) su nueva gira mundial y la expectación entre sus legiones de fans es, como siempre, descomunal. Lo glamuroso y lo barriobajero, la espiritualidad y el sexo, volverán a coexistir en un espectáculo de dos horas de duración, efectista y vertiginoso, ideado para repasar toda la carrera de la rubia de Michigan. La reina del pop ha vuelto a la carretera. El tour Sticky & sweet (pegajoso y dulce), anunciado a bombo y platillo como el mejor que haya montado Madonna en toda su vida artística, llegará a Sevilla el próximo 16 de septiembre y, dos días después, a Valencia.

En esta ocasión, Madonna propone un viaje por todos los momentos de su larga carrera, aunque evita poner el acento en la nostalgia. El espectáculo está dividido en cuatro bloques, cada uno de ellos con un estilo bien marcado. El primero, denominado Pimp (Chulo), está pensado como un homenaje al art-déco de los años 20, con un toque gangsta rap .

El segundo bloque, Old school (Vieja escuela), trasladará al público a los primeros tiempos de Madonna en Nueva York. La tercera parte, Gipsy (Gitano), ha sido pensada como un viaje vip a la Isla Bonita, envuelto en el espíritu de la música folk y el baile con raíces rumanas. Madonna se despedirá con Rave (Fiesta), un guiño futurista.