Un séquito de velas ilumina el escenario; las columnas romanas se han teñido de azul y un humo espeso rodea al juglar más ingenioso de la escena nacional. Han pasado ya trece años desde que nos embrujara con su cabello disparatado y sus potentes cambios de registro con Anfitrión . El miércoles, Rafael Alvarez "El Brujo" volvió a la escena emeritense con motivo de la 55º edición del Festival de Teatro Clásico con un monólogo que evoca imágenes, El Evangelio de San Juan . Empieza la comedia. Y la comedia es fiesta y la fiesta revela la vida.

El Evangelio de San Juan es la obra que cierra una trilogía junto con San Francisco, juglar de Dios y Los misterios del Quijote , espectáculos que se basan en antiguas técnicas de narración oral. Rafael Alvarez se atreve con el más filosófico de los Evangelios y lo explora, lo estudia milimétricamente y lo interpreta a su antojo, transformando los pasajes en hilarantes escenas contemporáneas.

El actor sube y baja continuamente del escenario durante dos horas de monólogo, mientras que los 2.000 espectadores evitan parpadear por miedo a perder una palabra; él es puro movimiento. La sinuosa expresión corporal del artista, que se desliza por el escenario como si flotara, marca el ritmo junto con un saxo y percusión. El Brujo juega e improvisa sobre su texto, se ríe y se lamenta compungido al grito de:"¡Y estoy mejor".

En el "Evangelio de San Rafael" todo tiene una vuelta de tuerca, un doble sentido y un signo que revelar: los sacerdotes se convierten en funcionarios, en las Bodas de Canaán se habla con acento gallego y los rabinos poseen una extraña forma de interrogar. El Brujo interactúa con su público, que adquiere la semblanza de un coro arrítmico respondiendo: "¡Porque no había llegado su hora todavía!"; él nos habla, nos pregunta y reclama respuestas. Ya formamos parte de su ficción. Y como confirma el maestro sobre el escenario: "Se nos escapa la realidad, pero nos queda el teatro".

Una vez terminada la representación, y en el peristilo del teatro romano, lo medios de comunicación esperaron la llegada del maestro para recoger su reacción tras la representación. Sin embargo, El Brujo no se perdió en explicaciones y tan solo se mostró "contento y satisfecho".