Esta es la historia de una obsesión. Claudio Magris (Trieste, 1939) decidió abordar la que su editor en España Jorge Herralde calificó ayer como "la cima de su obra literaria", en 1988. A ciegas , publicada en castellano por Anagrama, tuvo que esperar, después de varios borradores, hasta los años 2001-2002 para convertirse en novela, aunque con las últimas correcciones no estuvo lista hasta el 2004.

La obra relata, con un estilo narrativo alejado de la novela lineal y mezclando diferentes historias, el desencanto de Salvatore Cipicco, un personaje entregado a la utopía de sus ideales comunistas. Encerrado en un sanatorio mental, Cipicco desgrana lo que ha sido su existencia, marcada por la experiencia de vivir en primera persona algunos de los hecho más dramáticos de la historia del siglo XX. La narración se funde y se confunde, en "una historia delirante", con la peripecia del aventurero danés Jorgen Jorgensen, en la que Magris encontró el impulso que le faltaba para dar vida a A ciegas .

El autor explica que "el libro tiene muchos temas" pero que el interés fundamental del proyecto está en Goli Otok, la isla donde acabaron confinados los 2.000 italianos, todos ellos comunistas, que habían acudido a Yugoslavia para ayudar Tito. "Cuando este rompe con Stalin pasan a ser enemigos y son deportados a este gulag donde resisten en nombre de sus ideales. Y al volver a Italia no son aceptados ni por su partido".

"Son personas--dice-- que se encuentran en un momento equivocado de la historia, pero que muestran una capacidad de sacrificio por la humanidad que es necesario resaltar. Es importante heredar valores aunque vengan de una religión o ideología que no compartamos".

La novela se construye a partir del monólogo de Salvatore y sus recuerdos de combatiente en la guerra civil española, en Yugoslavia, como deportado por partisano al campo de concentración de Dachau, primero, y al de Goli Otok, después. Y finalmente, como emigrante a Australia. "En su voz confluyen muchas voces. Somos seres corales. Nacemos, amamos, combatimos, morimos y nos enamoramos, y lo hacemos individualmente, pero también en nombre de todos".

Es una obra en la que se percibe "el horror por la vida, pero al mismo tiempo el amor por aferrarse a ella, pero no es un texto optimista, es como un grito".