Un perro andaluz "es una broma". Sus poco más de diecisiete minutos, sin embargo, han dejado eco en la cultura del siglo XX. Cuesta aún, a pesar de la profusión de imágenes de toda condición que bombardean diariamente a la gente, no apartar la mirada de la navaja barbera que, en un primerísimo plano, rasga la córnea (en realidad, perteneciente a una vaca) de una mujer.

"No hay que buscar explicación", afirma Amparo Martínez Herranz, responsable de Un perro andaluz. 80 años después , una amplia exposición, que se inaugura hoy en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz.

La muestra en torno al primer filme dirigido por Luis Buñuel (con la colaboración de Dalí en el guión) en 1929 es una indagación en el tiempo en que fue posible realizar esta película en plena eclosión del grupo del 27 y de las vanguardias de la posguerra mundial.

Pero también recoge las circunstancias del rodaje, las relaciones artísticas de sus creadores con otros de dentro y fuera de España y la influencia posterior de la cinta.

"Es un filme que hay que sentir, no entender, como sucede con la poesía. Ellos quisieron hacer un poema visual", señala Martínez Herranz.

EL DESEO La exposición ya fue montada en el centro cultural Tabakalera de San Sebastián y acaba de exhibirse parcialmente en el Festival Eñe de Madrid. Organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, reivindica la pervivencia de sus imágenes. La película puede describirse someramente como una sucesión de momentos irracionales: el corte de la navaja, un hombre viajando en bicicleta atropellado, una mujer que despliega las ropas del hombre en la cama, una mano seccionada movida por el bastón de un ser andrógino en la calle, rodeado de gentes, y que posteriormente es atropellado por una furgoneta, un hombre que observa el accidente y arde de deseo y manosea a una mujer...

Más allá de interpretaciones, "lo que sí se ha hecho", afirma Martínez Herrranz, "es tratar de entender de dónde venían esas imágenes, cómo se generaron". A Dalí y Buñuel les molestaba, de hecho, que quisiera buscarse una explicación. "Querían suscitar un efecto inquietante".

¿Entonces la película es una broma? "Sí. Lo plantearon como una especie de ejercicio de fin de curso para la Residencia de Estudiantes" (el centro de estudios de referencia de la España de entonces, donde se conocieron Lorca, Dalí y Buñuel).

El cineasta aragonés era, además, admirador de los gran-

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