Minutos antes de salir a escena, María Adánez charla con sus compañeros de reparto, calienta la voz, se relaja, bebe agua, habla con la sastra... No se pone a recitar en silencio su primera frase. Antes de pisar el escenario está en este mundo. Cuando lo pisa le sale sin meditar su diálogo. No hay ritos previos en ella. "Hay actores más metódicos en esos momentos, pero yo a esto no le doy importancia. El personaje está ahí dentro". Ese personaje es el de La señorita Julia .

Escrito por el sueco August Strindberg, es uno de los grandes caracteres del teatro. A él han acudido directores como Ingmar Bergman. Y aquí en España, Miguel Narros, responsable de la versión que se presenta hoy (21.00) en el teatro López de Ayala, dentro del Festival de Teatro de Badajoz.

Adánez tiene un cara conocida. Es decir, que es popular por su presencia en televisión, especialmente en la serie Aquí no hay quien viva . La llamaban la pija . Y ya se sabe que lo que no exista fuera de la pantalla parece que existe menos. Y los actores lo sufren. Ella, al contrario, aprovecha su popularidad para llevar a la gente al teatro. "Claro. Es como un señuelo para las grandes audiencias, porque la televisión no puede luchar contra el teatro y series tan populares como Aquí no hay quien viva . Entonces si te conocen puedes ayudar para que acudan a ver la obra".

Público

¿Y tendrán que convencerse de que no es la actriz de esa serie? "No, la gente es inteligente y cuando van al teatro no van a ver mi personaje de la pija . Ahora, cuando estamos haciendo este montaje en provincias me doy cuenta de que la gente que va al teatro sabe escuchar y hay un público fijo que reconoce tu trabajo".

La actriz se inició muy joven en la interpretación. Apareció en películas como El crack II , aún niña, o en El tiempo de la felicidad , ya adolescente. Pero ha sido en la televisión donde ha encontrado el respaldo del público en series como Pepa y Pepe y sobre todo Aquí no hay quien viva . Hoy estrena en La Sexta otra serie: Estamos alterados .

Hasta el 2003 no se subió a un escenario de teatro con la versión española de El príncipe y la corista (un papel que interpretó en el cine Marilyn Monroe). Dos años después la dirigió por primera vez Miguel Narros en Salomé , y en aquellos momentos ya le comentó este director que quería volver a trabajar con ella, precisamente en La señorita Julia . "Esta obra la ha montado para mí", afirma Adánez.

Cada función le requiere un enorme esfuerzo físico y mental. No sólo a ella sino a su compañero Raúl Prieto. El violento conflicto en el que ambos se embarcan les obliga a mantener una elevada tensión durante las dos horas que dura el espectáculo.

Como en gran parte de su producción, August Strindberg (1849-1912) volcó en La señorita Julia (escrita en 1888), su experiencia vital. De un carácter desgarrado, vehemente, sus relaciones con mujeres fueron turbulentas. De la primera de ellas (y de una nota de prensa donde se relata el hecho desencadenante de la obra) surgió precisamente esta pieza teatral. En ella, en la noche de San Juan, una noble seduce, aprovechándose de su condición social, a su sirviente en ausencia del padre de ella.

"La obra refleja la eterna lucha entre hombres y mujeres, y la lucha de clases", afirma Adánez, que no cree por ello que haya perdido vigencia. Ya no hay escándalo social si un noble se relaciona con una criada, "pero sí lo hay si se relacionara con una inmigrante de otra raza". Además, añade, "está bien vigente el sufrimiento que siguen padeciendo las mujeres, los abusos, los maltratos físicos, como ocurre en la obra".