Enn los años 60 ella fue la chica. Ahora es la mujer. Pero está claro que quien tuvo retuvo. La británica Marianne Faithfull aterrizó ayer en Madrid y demostró que a sus 61 años todavía tiene mucho por decir y por vivir. No digamos por cantar. Tras publicar Before the poison en el 2005, Easy come, easy go es su nuevo disco. Habrá que esperar hasta septiembre para disfrutarlo. Pero Faithfull es generosa y ofrece un avance: "Es distinto. Tiene mucha mezcla, es completamente ecléctico. Y no es nada triste".

La que fuera musa de los Rolling Stones no tiene reparos en contestar por qué su nuevo trabajo es como es: "Es la primera vez que hago un disco sin drogarme". Acto seguido, se ríe y pide permiso para fumar. La nicotina es uno de los pocos vicios que conserva.

Faithfull --que hoy ofrecerá en el Auditorio Nacional de Madrid un concierto dentro del festival Ellas crean-- es una superviviente. Su historia es la historia del sexo, de las drogas y del rock and roll. Fue novia de Mick Jagger, okupa, anoréxica y drogadicta. Pero, por encima de todo, fue una pedazo de artista.

Ahora, y tras haber superado un cáncer de pecho hace un par de años, es una mujer que se gana la vida trabajando. Como cualquier mortal, también disfruta de su familia y sus amigos. "He llegado a una edad en la que tengo que cuidarme", afirma con una sonrisa y haciendo mención a sus nietos. ¿Significa eso que ya no se siente una rockera? "No. Sí", contesta. Y aclara: "He crecido con todo eso, así que forma parte de mí".

GRABADO EN NUEVA YORK Faithfull no quiso soltar muchas más prendas sobre su nuevo disco. "Quiero mantenerlo en secreto", se defendió. Sin embargo, fue débil y contestó más cuestiones. Lo grabó en ocho días en Nueva York, la ciudad donde están "los mejores músicos del mundo". Esta vez, ella no ha escrito la letra de las 20 canciones. "He preferido potenciar mi lado de intérprete. De todas formas, cuando cojo un tema lo hago mío", afirmó.

Una vez que se publique Easy come, easy go llegará el momento de presentarlo al público en directo. Y eso es algo que sigue siendo duro por mucho que alguien se llame Marianne Faithfull y posea una inconfundible voz rota. "Cuando estás en un escenario ofreciendo un concierto siempre tienes miedo porque corres riesgo. Pero trato de minimizar esa angustia. Además, ahora ni bebo ni me drogo ni llevo tacones. ¡No me puede pasar nada malo!", dice. La dama del rock también tiene escrito Memorias, sueños y reflexiones , la segunda parte de sus memorias.