El director Mario Gas, que ya ha participado en otras ocasiones en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, presenta en esta ocasión Orestiada . Con esta obra, que después se presentará en los Veranos de la Villa de Madrid, concluirá la L edición del festival emeritense.

--¿Añade responsabilidad el hecho de que ´Orestiada´ cierre este festival?

--La verdad es que no siento una responsabilidad añadida, porque cuando actuas en un sitio, a veces te toca inaugurar temporadas, cerrarlas o simplemente actuar dentro de la programación.

--¿Ha sido difícil simplificar el texto de esta trilogía en una representación de dos horas?

--Puede parecer complicado, pero utilizando un criterio de contemporaneidad tampoco es tan difícil. Hace 2.500 años el público tenía todo el día para sentarse y ver una función y la medida del tiempo entonces era muy diferente. 2.500 años después, hay muchos fragmentos de este texto que no hacen avanzar la acción o que no son decisivos para el conflicto de la obra. Entonces se trata de prescindir de ellos y conservar el núcleo, el nervio o el músculo conductor de los conflictos que puedan interesarnos.

--En definitiva, sacar la esencia de ´Orestiada´...

--Sí. Además, el versionista, Carlos Trías, después de señalar conmigo los puntos importantes, ha trabajado el texto para que tenga un lenguaje claro y directo, pero al mismo tiempo fiel al estilo literario de Esquilo.

--¿Tan poco cree que han cambiado las cosas desde entonces que sus frases contra la guerra siguen hoy vigentes?

--No, creo que han cambiado mucho las cosas, pero otros aspectos esenciales no han cambiado lo que deberían haberlo hecho y eso es lo que hace que ese mensaje sigan teniendo importancia. Si la época en la que se produjo la Orestiada y lo que ella plantea estuviera absolutamente superada no tendría nada que decir. Cuando en un texto clásico hay algo en su interior, zonas oscuras que aún no están resueltas, sigue interesándonos y perturbándonos.

--De los personajes se muestra su cara más oscura. ¿Cree que toda la gente posee ese lado?

--En los personajes vemos el lado que interesa ver al dramaturgo. Creo que no existe la personalidad única, somos al mismo tiempo muchas personas y vamos cambiado en función de las circunstancias. Está bien que en un conflicto como este los personajes sean poliédricos y salgan aquellas que generan disfuncionalidades.

--¿Cuál es el mensaje?

--La obra intenta mostrar cuáles son los mecanismos individuales y colectivos del ser humano enfrentado a sí mismo a la responsabilidad de vivir como individuo y como ser colectivo. Y a partir de ahí, la historia de la humanidad es una historia de masacres y de dominios, ya sean económicos o ideológicos. Sólo hace falta mirar a nuestro alrededor para ver la cosas que están ocurriendo y lo poco que hemos solucionado esos interrogantes que ya se planteaban en esa época.

--Como veterano en este teatro, ¿cómo ve la salud del festival de Mérida?

--Es un festival estupendo y que está muy vivo, ya que tanto la ciudad como la región lo viven como algo muy propio.