En las mismas tripas del averno nace el nuevo trabajo los Mucho. Pidiendo en las puertas del infierno (2016, Marxophone) promete la misma psicodelia galáctica pero con aspiraciones más elevadas aún. La evolución de los toledanos pasa por los sintetizadores y una mezcla experimentada ya por más grupos entre crítica en las palabras y un vestido de melodías sintéticas. Ese batido de letras ácidas y transparentes y un sonido más elaborado y psicodélico prometen este viernes en su directo en la sala Aftasí de Badajoz (22.30 horas). Las entradas están en Ticketea y en el café Neo Dadá (10 euros anticipada).

-Antes de nada, en este disco se percibe la sintonía con los chicos de Egon Soda. Está producido por Ricky y Ferrán compone ’Reunión de pastores, ovejas muertas’, un tema común a los dos grupos que nace entre cervezas y una anécdota.

-Una señora muy mayor, muy española de Miranda del Ebro y nos dijo eso. Íbamos a hacer un tema conjunto, pero la idea derivó en que él componía y tocábamos los dos grupos. Yo pensaba que no iba a escribirla y un día vino Ferrán con la letra y no hubo manera de echarse atrás. Tenemos poco que ver pero somos muy amigos y miramos la música desde el mismo romanticismo.

-Este trabajo mantiene la línea del resto de discos con ese pop cósmico que caracteriza a Mucho. La diferencia está en las letras, rabiosas y políticas. Tú que compones, ¿por qué ese contraste de enfado y luz?

-Lo que quería era buscar el contraste entre letra sombría con música más luminosa y cósmica. Me entró curiosidad con Ok computer de Radiohead. Antes de leer las letras pensaba que era un disco de desamor y tristeza y luego me di cuenta de que tenía un transfondo anticapitalista y cargaba contra los banqueros. Sentí que ese contraste radical era muy atractivo, la música no tiene porqué acompañar a la letra.

-Así acuñáis la ‘balada protesta’, ¿a quién va dedicada?

-La lista de nombres solo aumenta. Podríamos dedicarla al gobierno, a Donald Trump o al Tribunal Supremo que acaba de condenar a César Strawberry.

-Al hilo de Strawberry, la propia nieta de Carrero Blanco ha declarado que ve desproporcionada la condena a una joven que escribió un tuit sobre su abuelo, ¿esto daría también para una canción en este disco?

-Da miedo esta corriente en contra de la libertad de expresión y da miedo que eso repercuta en el arte. El arte siempre ha sido un sitio de queja y de protesta. Está en la misión de los creadores no doblegarse ante las amenazas y seguir haciendo canciones desde la libertad absoluta. En la sociedad en la que vivimos, todo el mundo es opinador y experto de algo. Tengo la sensación de que solo vivo rodeado de opiniones de mierda.

-¿A qué se debe ese giro más electrónico?

-Fue un descubrimiento hacer una canción solo con sintetizadores. Me ha pegado muy fuerte porque es nuevo. Toda la música está ya en la electrónica. El camino es coger esos sonidos y hacer canciones diferentes. Los grupos que me gustan son estos, los que evolucionan y buscan sonidos diferentes.

-¿Esa experimentación no puede ser arma de doble filo?

-Si el que canta es el mismo, da igual lo que hagas que no será tanto experimento, al final el carácter de la voz marca más de lo que pensamos. No me preocupa mucho perder público. Parece que siempre hay que buscar el éxito económico, pero con Mucho es la última de las prioridades y eso hace que seamos especiales. Hay que mantener la cartera alejada cuando se hace música.

-En una ocasión declaraste que de Spotify sacábais lo justo para un café, ¿os da para algo más ya?

-Pues ha subido el café y ahora ya no lo puedo pagar. Lo que recibimos de la música en streaming, Spotify o la plataforma que sea, es bastante escaso. La realidad es que los que hacemos canciones somos los que menos recibimos. Hay algo que habría que arreglar.

-Apoyaste a la plataforma ‘Queremos entrar’ en Madrid para que los menores entraran a conciertos. En Extremadura la nueva ley del menor ya recoge este derecho, ¿qué supuso para ti ver directos desde que eras un niño?

-Yo me metí en la música porque con 15 años fui a un concierto. Que mi hermana no haya tenido eso o no haya podido ver a su hermano tocar es dramático. Estuve muy involucrado porque realmente no tiene sentido que los menores no puedan entrar. Es un sitio para la cultura. Entiendo que a ciertas facciones de este país no les interese que haya más músicos porque eso repercutirá en gente que se cuestiona cosas, pero la cultura solo hace que la sociedad mejore. Esto no pasa solo con los menores, sino con toda la música, por eso tenemos las salas más deficitarias de toda Europa y uno de los públicos más extraños.

-¿Por qué hay poca cultura de música en directo?

-Al final solo se genera interés por unas cosas que son poco profundas. Yo voy a conciertos en Europa y ahí se saben las letras. No sé si es una herencia de la dictadura pero no tenemos esa tradición. Es una pena. Ahora con el boom de festivales sería un buen momento para hacerlo bien, para poner los cimientos de algo sólido.

-Como en ‘Perro de tres cabezas’, si tuvieras que elegir a alguien para el grupo, ¿Jesucristo, Maradona o Superman?

-A Jesucristo. Ha sido el primer rockstar de la historia.