Juanes desordenó a muchos más del medio millón de habaneros que ayer saltaron y corearon vestidos de blanco "tengo la camisa negra" y "es tiempo de cambiar" a pocos metros donde otro Juan --Juan Pablo II--, con un enorme Jesucristo de fondo en la fachada de la Biblioteca Nacional, pidió en su día que el mundo se abriera a Cuba y Cuba al mundo.Hacía años, desde los mejores momentos de Fidel Castro, que en la plaza de la Revolución, el corazón político de Cuba, no se congregaban voluntariamente tal cantidad de personas, sobre todo jóvenes dispuestos a quitarse de encima, aunque fuera solo por las cinco horas que duró el Concierto Paz sin Fronteras, el agobio de la vida cotidiana en una ciudad que poco conoce de fiestas y menos que estas sean multitudinarias.Columnas de personas desde temprano empezaron a abarrotar la plaza y, cuando rompieron a escucharse los primeros acordes, ya no cabía un alma alegre más en aquel mar humano que tapizaba el pavimento.HORARIOS FAVORABLES La multitud soportó temperaturas de 34 grados y una muy alta humedad, porque los organizadores escogieron la tarde y no la adecuada noche, a fin de jugar así con horarios favorables de transmisión para Europa y ahorrar electricidad, una de las consignas del gobierno.También está el hecho de que de día es menos complejo velar por la seguridad, toda vez que grupos opuestos a la realización de este evento, llamaron desde La Florida a efectuar actos vandálicos por considerar que Juanes "coquetea con los comunistas". Yordanka tiene 17 años, estudia en el preuniversitario (bachillerato), en una mejilla tenía escrito Juanes y en la otra el símbolo de la paz: "Yo solo lo que quiero es divertirme, gritar- Estoy cansada de tanta política de allá --señaló hacía el norte, EEUU--, y de aquí --indicó hacia el piso--, y si Juanes o quien sea viene a cantar y aquí no le ponen trabas, pues que cante y que vengan más muchos más, todas las semanas que eso si es paz con alegría".LO MEJOR DE LA CANCION El solista colombiano --que ayer estrenó Cubano soy, para homenajear a los isleños del "interior y del exterior", enfrentó la marea de amenazas provenientes de Miami, que incluyó romper en público discos, y se hizo acompañar de casi todo lo mejor de la canción hispana hoy, con españoles como Miguel Bosé y Víctor Manuel, los cubanos Silvio Rodríguez y los Van Van, entre otra docena de figuras más.