La fibrosa y menuda Alicia Vikander (Gotemburgo, Suecia, 1988) iba para bailarina, pero una infortunada lesión en un pie truncó su carrera cuando tenía solo 16 años. La joven colgó las zapatillas y dirigió su mirada a la interpretación, profesión heredada de su madre. Protagonizó algunas series de televisión en su país, pero el cine le tiraba más, así que se mudó a Londres para formarse y curtirse. Todavía no ha cumplido los 30 años y la actriz sueca ya está considerada como una estrella de Hollywood que también sabe moverse en el cine independiente.

Vikander ha viajado a Madrid para promocionar Tomb Raider, una nueva entrega de la saga. La Lara Croft de Vikander es infinitamente menos sexual que la de Jolie. Es una chica que abandona un trabajo precario y se embarca en una aventura peligrosa para saber algo más de su padre, un magnate desaparecido; una rica heredera que quiere ganarse a pulso su puesto en la vida.

-Su personaje no es ninguna damisela en apuros.

-Por supuesto que no. Ya fue rompedor, en su día, ver a Angelina Jolie en la primera Tomb Raider. Crecí viendo esas películas y creo que ambos personajes, el de Jolie y el mío, pueden coexistir perfectamente. Está muy bien que los jóvenes crezcan con imágenes así. Es una pena que sea la excepción, aunque esto está cambiando en los últimos años. Mi Lara Croft no necesita amor, ni que nadie vaya detrás de ella. Es una historia que habla de los orígenes del personaje y nos cuenta su viaje personal. Ella misma afirma que no es una superheroína. Representa una realidad más cercana. Es alguien que crece y madura. Creo que el espectador le cogerá cariño, porque es una chica normal que busca su camino. Podría vivir en una mansión y tener todas las comodidades, pero prefiere enfrentarse a la vida. La película está basada en el videojuego del 2013, en el que Lara Croft era más joven, más humana, más real y más aventurera. Es, de hecho, el videojuego más vendido de toda la saga.

-¿Cómo ha sido su preparación física?

-Enorme y durísima, porque mi personaje es muy físico y, además, salgo en todas las escenas menos en una. Al principio de la película Lara Croft trabaja como mensajera y recorre la ciudad en bicicleta. Después hace de todo, como saltar en mitad de una tormenta de un bombardero japonés. Soy pequeñita y quería hacer justicia al personaje, así que me fijé en los atletas y en los dobles que he conocido a lo largo de mi carrera. Gané seis kilos de músculo. Tardé cuatro meses en cogerlos; y es una lástima, porque los he perdido en cuestión de semanas. Además de practicar deporte muchas horas al día, también comí muchísimo. Trabajé codo a codo con un entrenador personal y creo que hicimos un buen trabajo. Mi personaje escala, así que tenía que ser capaz de levantar mi propio peso, algo que, al principio, no podía hacer. El entrenamiento fue salvaje. Practiqué todo tipo de deporte: tiro con arco, boxeo, escalada y natación. Disfruté porque tengo un pasado como bailarina. Todo el equipo quería escenas muy realistas y me empleé a fondo.

-Esta nueva entrega no se olvida del humor.

-Es que es un drama, pero también una película de entretenimiento. A veces está bien ir al cine para olvidar tu vida y disfrutar de una aventura. Hay que dar al espectador momentos de tregua para que lo pase bien. Mi personaje me gusta, entre otras muchas cosas, porque es ingeniosa y sabe poner buena cara a todo lo malo que le está pasando.

-¿Le pesa mucho la responsabilidad de representar a un icono del videjuego como Lara Croft?

-Me pudo más la emoción que la responsabilidad cuando me lo propusieron. Es un gran honor. Al día siguiente de haber aceptado pensé: «¡Dios, con la legión de fans que tiene el videojuego!». Por eso todo el equipo visitó la compañía de los videojuegos. Queríamos encontrar la esencia del personaje y entender por qué tiene tantos seguidores. Hemos querido aportar cosas nuevas y frescas. Hemos insistido mucho en su lado humano. Creo que es algo que a la gente le gusta mucho, saber qué hay detrás de la pantalla.

-Habrá quien le reproche que su personaje se comporta exactamente igual que un hombre.

-Ese punto de vista es muy personal. He estudiado ballet durante nueve años y admiro a las personas con trabajos físicos. ¿Lo físico es menos femenino? Creo que no. Rodando esta película me he sentido muy empoderada. Si salimos a la calle y preguntamos a gente joven qué es femenino nos darán respuestas muy diferentes a las que nos podían haber dado hace 20 años. Durante mi entrenamiento, he practicado artes marciales y boxeo solo con mujeres, unas verdaderas profesionales y unas tías muy duras y estupendas que podían, incluso, con tíos. Todo muy cool. Mi personaje tiene que sobrevivir y protegerse a sí misma. No es solo fuerte, es inteligente.

-Cuando le llegan guiones, ¿espera encontrar mujeres fuertes?

-Soy feminista y busco papeles interesantes. Pero, ¿qué es una mujer fuerte? Es curioso, porque eso jamás se diría de un hombre.

-La vemos al inicio de la película con un trabajo mal pagado como mensajera. Usted es una estrella de Hollywood. ¿Conoce esa realidad?

-Por supuesto que sí. En mi círculo más cercano, a excepción de mi marido, no tengo a nadie que pertenezca a esta industria. Sé lo que es eso, también he tenido trabajos precarios, he sido camarera y he vivido en un piso muy pequeño.

-Vivimos un momento en el que Hollywood ha dejado claro que hacen falta más mujeres que escriban y dirijan películas.

-Sí, sí. Faltan mujeres guionistas y directoras en esta industria. Sigue siendo excepcional ver una película protagonizada por una mujer. Sobre todo las de acción. No obstante, las cosas están cambiando poco a poco. Ahí tenemos Los juegos del hambre o Wonder woman. Películas así están haciendo que el público comience a pensar diferente y a que haya más oportunidades. Son pequeños pasos, pero soy optimista, ambas películas han tenido éxito comercial. Ahí está el reto, hacer películas artísticamente interesantes y con buenos resultados.