Francesc Vila Rufas, Cesc , el dibujante de humor crítico más importante en Cataluña durante el franquismo, falleció ayer a los 79 años.

Desde principios de otoño, la salud de Cesc había decaído y, según sus familiares, ya no entraba en el estudio para dibujar y pintar como era su diaria costumbre. En octubre dedicó unas líneas de despedida a los lectores de Serra d´Or que la revista publica en su número de diciembre, dentro de la sección en la que publicaba su dibujo. Era un sutil aviso pues, aunque en conversaciones privadas aceptaba con amable sonrisa --siempre fue persona afable y educada dentro de su gran timidez-- que aún le quedaban cosas por hacer, en el fondo se sentía sin fuerzas para continuar. De ahí que ayer, pocas horas después de entrar en coma, falleciera plácidamente.

Nacido en Barcelona el 22 de octubre de 1927, Cesc era hijo del dibujante e ilustrador Joan Vila DiIvori. Su hermano, Jordi Vila Rufas, renovador del retablo, prefirió las artes aplicadas, mientras que él se inició en el dibujo de humor. Primero, dentro de unos esquemas de rígida censura, practicó la crítica ciudadana en una única revista de bibliofilia titulada Arlequín y en el efímero semanario Tururut , para pasar luego a tratar de la Vida en Broma en Diario de Barcelona . Allí sus chistes gráficos empezaron a defender con ternura a los ciudadanos más humildes, inmigrantes que vivían en barracas o practicaban los oficios de barrendero, tranviario o pocero. Ello no gustó a la sociedad prepotente y establecida, aunque le ganó el aprecio de muchos lectores.

VOLUNTAD DE SERVICIO Después pasó a Tele/eXprés , El Correo Catalán , Avui --donde estuvo desde su fundación y demostró su voluntad de servicio a la catalanidad, ya que quería retirarse del chiste diario para dedicar todo su tiempo a la pintura-- y Diari de Barcelona .

Cesc dibujo notables carteles publicitarios, colaboró en destacadas revistas de humor de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos; fue dibujante de referencia en los semanarios Por Favor, Hermano Lobo y El Jueves ; publicó libros con sus dibujos de humor más destacados; fue premiado con el Ynglada Guillot, Ciudad de Barcelona, Gato Perich, Paleta Agromán y otros galardones, así como la Generalitat de Catalunya le concedió la Cruz de Sant Jordi. También era académico de Bellas Artes de Sant Jordi.

Popular por su humor gráfico, nunca cayó en el chiste fácil y sin contenidos. Al contrario: trabajó su humor para que, sin dejar de provocar la sonrisa, sus muchos seguidores se sintieran demócratas y solidarios.