El químico suizo Albert Hofmann, descubridor del LSD, falleció este martes a los 102 años en su domicilio de Burg (cantón de Basilea), informó hoy el ayuntamiento de esa localidad. El LSD es una droga de poderosos efectos alucinógenos ante la que sucumbieron artistas e intelectuales, y que influyó significativamente en la música, el arte, la moda, los estudios sobre la consciencia y las terapias psiquiátricas durante los últimos sesenta años.

Hofmann (Baden, 1906) trabajó en los laboratorios Sandoz entre 1929 y 1971, periodo en el que realizó investigaciones que le condujeron al desarrollo de exitosos medicamentos. Pero su entrada en la historia se debió al descubrimiento del LSD, que ocurrió por accidente el 16 de abril de 1943, cuando se encontraba estudiando los alcaloides del tizón del centeno con el fin de crear un estimulante de la circulación y la respiración.

Cuando había encontrado el vigésimo-quinto compuesto de la sustancia que investigaba, el científico hizo caer por descuido una gota sobre la mano, lo que provocó su aturdimiento a causa de sensaciones inesperadas, como angustia, vértigo, visiones sobrenaturales, objetos en movimiento en el espacio, así como sentimientos de felicidad y gratitud. Una prueba que realizó tres días después le produjo los mismos efectos, según relató en sus obras.

Hace dos años, la comunidad científica de Suiza le rindió un homenaje por su centenario, bajo la forma de un seminario internacional, en el que se analizó la trascendencia de su descubrimiento. En esa ocasión, Hofmann dijo que el LSD es "a pesar de todo, algo especial", que actúa sobre la consciencia, "el elemento que distingue al hombre del animal".

Durante años, el LSD fue utilizado como una sustancia médica en psiquiatría y neurología, y producida industrialmente bajo la forma de comprimidos y ampollas por Sandoz entre 1947 y 1966, aunque su acceso estaba limitado al cuerpo médico. Sin embargo, los abusos en su utilización, particularmente en Estados Unidos, provocaron su prohibición y la farmacéutica dejó de producirla.

En su larga vida, la curiosidad científica de Hofmann no se redujo al estudio de sustancias sintéticas, pues investigó también toda una serie de plantas originarias de Sudamérica y México causantes de efectos similares al LSD y utilizadas en ceremonias mágico-religiosas. Entre ellas, la ayahuasca, el san pedro, la iboga, el peyote y toda una serie de hongos alucinógenos.