Big Luciano se fue. El italiano más conocido en el mundo, amado y criticado por haber popularizado la lírica y haber contaminado el bel canto con melodías pop y rock, murió en la madrugada de ayer en Villa Giulia, cerca de Módena, donde había nacido hace 71 años.

Pavarotti había sido operado en julio del pasado año en EEUU de un cáncer de páncreas, y este verano tuvo que ser ingresado por problemas respiratorios. El adiós a los 40 escenarios que había proyectado antes de retirarse definitivamente no podrá ser terminado.

"Gracias por haber existido, ahora alegra a los coros celestiales", dejó escrito un aficionado en uno de los visitadísimos foros de internet abiertos ayer por la mayoría de los diarios de Italia.

Terri Robson, representante de Pavarotti, comunicó la noticia ayer por la mañana. "El maestro ha combatido una dura batalla contra el cáncer de páncreas que al final le ha quitado la vida". En las últimas palabras que había dejado colgadas en su web expresaba el deseo de "ser recordado como cantante de ópera". "Creo que una vida en la música es una vida maravillosamente empleada, por ello yo le he dedicado mi vida".

Plácido Domingo subrayó de Pavarotti "la gloria de la voz y el maravilloso sentido del humor".

"Lo hizo todo con alegría", añadió el director de orquesta Zubin Mehta. Montserrat Caballé, a quien Pavarotti apoyó mucho durante su grave enfermedad, comentó: "Dicen que era inmenso, pero su inmensidad física no tiene nada que ver con su inmensa bondad".

Romano Prodi, jefe del gobierno italiano, reconoció a Pavarotti el mérito de "haber llevado por el mundo la imagen artística más auténtica del país".

La Opera de Viena izó la bandera de luto, igual que el Festspielhaus, donde Pavarotti había actuado varias veces.