Cuando murió Claudia Heard de Osborne, una adinerada tejana emparentada con la familia bodeguera andaluza, fue enterrada con su balenciaga favorito. Ella lo había pedido así en una carta en la que aseguraba que, así, el diseñador de Guetaria la reconocería inmediatamente cuando llegara al cielo. La misiva está desde el domingo y hasta el 27 de mayo expuesta en el Museo Meadows de Dallas (Tejas), donde una gran retrospectiva de más de 140 piezas titulada Balenciaga y su legado vuelve a centrar la atención en un creador español al que Hubert de Gyvenchy definió como "el arquitecto de la alta costura".

"La muestra trasciende la moda", asegura en una entrevista telefónica Mark Roglán, el español que desde hace cinco años dirige la pinacoteca de Dallas. Desde entonces colabora con la Colección de Moda de Tejas para organizar esta exposición.

"Balenciaga fue un icono y una de las personalidades más revolucionarias del diseño y queremos mostrar lo que aportó a esa revolución artística, su condición de adelantado a su tiempo, su interés por los materiales, su uso de las telas lujosas, la importancia que dio a los accesorios...", sigue Roglán, empeñado en mostrar la obra de Balenciaga a "nuevas generaciones que no lo conocen tanto".

El eje de la muestra de Dallas son 70 vestidos creados por Balenciaga, pero no es el único. Hay también complementos y otras piezas del diseñador; fotografías aparecidas en publicaciones como Vogue y Harper´s, documentos como la carta de Heard de Osborne y 20 piezas de diseñadores como Emanuel Hungaro o André Courr¨ges, inspiradas por el vasco. Entre algunas de las joyas expuestas está un vestido negro de Gyvenchy que Audrey Hepburn lució en Charada y un diseño de Oscar de la Renta que Laura Bush lució en un acto presidencial.

La muestra permite establecer un triángulo entre España --país de origen y gran influencia de Balenciaga--, Francia --donde su estudio se convirtió en punto de referencia-- y Tejas --donde le hicieron imprescindible, especialmente dos mujeres--. Una era la señora de Osborne. La otra era Bert De Winter, compradora de moda para la tienda Neiman Marcus cuyo sentido del estilo convirtió Tejas, según los organizadores, en "una meca de la moda".