El presidente del Museo de Arte Moderno de Sao Paulo (Masp), el arquitecto Julio Neves, reconoció que le faltaba dinero para invertir en seguridad de la mayor pinacoteca de América Latina, de donde se robaron en tres minutos Retrato de Suzanne Bloch , de Picasso, y Labrador de café , del brasileño Cándido Portinari, valoradas en 100 millones de dólares. Neves también admitió que no había alarmas y que las obras no estaban aseguradas. "Los ladrones solo podían haber sido detectados por los guardias en sus rondas", dijo. Neves no descarta la participación de personas vinculadas a la institución. La policía considera que los autores del robo son profesionales contratados por coleccionistas interesados específicamente en las dos obras.

La policía comenzó a interrogar a funcionarios del Masp. Las investigaciones parecen haber arrojado una certeza: fueron tres los ladrones, aunque no se descarta la participación de un cuarto, que en apenas tres minutos forzaron las tres puertas del museo, subieron al segundo piso e irrumpieron en dos salas. El ministro de Cultura, Gilberto Gil, no descartaba ayer que el robo del Museo de Arte de Sao Paulo haya sido protagonizado por una banda internacional. "Un hecho así no puede ser obra de brasileños".

Además, Neves indicó que confía en que estas dos obras del MASP se recuperarán y afirmó que difícilmente saldrán de Brasil gracias a que tanto la Policía Federal como la Interpol y la Cancillería brasileña pusieron en alerta a todos los puertos y puestos fronterizos.