Desde el 2002 que Carmen Thyssen sueña con tener un museo para su colección de pintura catalana de los siglos XIX y XX. Al fin lo tendrá. En el 2020 y en Sant Feliu de Guíxols (Bajo Ampurdán, Gerona), su primera apuesta antes de coquetear con Barcelona y el pabellón Victoria Eugenia de Montjuïc. Lo tiene claro: «Ya no me interesa tener un museo en Barcelona. El destino ha querido que sea en Sant Feliu». Será la cuarta pinacoteca abierta para mostrar sus fondos tras las de Madrid, Málaga y la recientemente inaugurada en Escaldes-Engordany (Andorra).

El anuncio lo hizo el sábado la propia baronesa durante la inauguración de la exposición temporal que cada verano celebra en el Espai Carmen Thyssen, el sucedáneo de museo con el que hubo que conformarse cuando la crisis se llevó por delante el inicial proyecto faraónico de 15 millones de euros para rehabilitar la antigua fábrica Serra-Vicens. El acuerdo firmado con el ayuntamiento contempla la cesión por 20 años y de forma gratuita de las 400 piezas de la colección que atesora de pintura catalana. Aunque no llegarán todas de golpe. «El contrato inicial habla de 132 obras, pero a medida que el espacio se amplíe, se ampliará la colección», apunta el alcalde de la localidad, Carles Motas. El museo, costará unos 6 millones y se ubicará finalmente en el mismo entorno donde ahora hay el Espai Carmen Thyssen, en el monasterio, «un lugar emblemático».