En 1766, cuatro años antes de que Francisco de Goya emprenda su viaje a Italia, el aragonés se presenta a un premio de pintura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y no consigue ningún voto. En 1772, Goya regresa a España y cuando pinta la iglesia de la cartuja de Aula Dei, en Zaragoza, ya lo hace como mejor pintor español del siglo XVIII. La importancia de la estancia en Italia fue capital en su carrera artística. Para estudiar y comprender mejor este periodo de la vida del zaragozano más universal, el Museo de Zaragoza acoge desde hoy la exposición Goya e Italia .

Una muestra, inaugurada ayer por los Reyes, cuenta con más de 350 obras, de las que 89 están firmadas por Goya y abarca su trabajo desde los años de su juventud (1770) hasta finales del siglo XVIII. Permanecerá abierta durante toda la Expo 2008, hasta el 15 de septiembre.

La cesión de lienzos por parte de importantes pinacotecas permite a los visitantes contemplar obras de gran valor como La familia del Infante Don Luis de Borbón (cedida por la Fundación Magnani Rocca de Parma), Autorretrato (Museo del Prado), El sueño de la razón produce monstruos (Museo del Prado), El sueño (National Gallery de Dublín), Retrato de María Teresa Borbón de Godoy (Galleria degli Uffizi) y la primera edición de Los caprichos (Calcografía Nacional).

Junto a ellos destaca la exhibición del Cuaderno italiano , en el que Goya da fe de las ciudades en las que estuvo, los pintores que le marcaron y hasta dibuja distintos bocetos como el de Aníbal , que presentó al fallido concurso de la academia. Pero la pintura del maestro aragonés también recibe las influencias de pintores de su tiempo que pasaron por Italia en algún momento de sus vidas: Mengs, Füssli, Piranesi o Girodano.