Hermano pobre de la novela. Ejercicio de estilo. Mera práctica para abordar en el futuro una narración con más ambición. Pecado de juventud. Eso que los escritores publican muy de vez en cuando entre novela y novela. Veneno para las librerías. El cuento, el relato, la narración breve, arrastra en España una falta de consideración histórica por parte de escritores y lectores, y por ende de editores. Pero en los últimos años hay señales que permiten detectar un cierto cambio de actitud.

Los síntomas son diversos, como la proliferación de pequeñas editoriales que dedican especial atención al género, como Menoscuarto, Thule o Páginas de Espuma. "En los últimos tiempos percibimos un aumento de lectores y una nueva sensibilidad", afirma Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma. Y un botón de muestra son los 53.000 ejemplares vendidos de la colección de microrrelatos Ajuar funerario , de Fernando Iwasaki.

PUBLICO EXIGENTE Más lectores y más preparados. El relato, convienen muchos autores, implica un mayor grado de exigencia para el lector. "El lector de cuentos es especial", explica Cristina Fernández Cubas, una de las grandes y solitarias referencias del género en España. "En contra de lo que se ha dicho, el lector de relatos no tiene prisa. Es activo y desconoce la pereza. Pero ahí está. No me importa cuál es su número. Los cuentistas contamos con su complicidad y su inteligencia".

Hipólito G. Navarro, un nombre clave en el reciente y más exigente desarrollo del cuento en España, va más lejos: "Estoy convencido de que la salud literaria de un país pasa por la salud de sus cuentos y su poesía. Porque ahí es donde el escritor se la juega, y es donde hay una mayor elaboración de la lengua. El cuento favorece la experimentación, la búsqueda de nuevas vías para contar lo que ya está contado hasta la saciedad". Navarro ha publicado recientemente su antología El pez volador .

Con dos libros de cuentos recientes los habitualmente novelistas Ignacio Martínez de Pisón e Ignacio Vidal Folch certifican la pluralidad del género. "El relato hoy admite todo tipo de licencias y bastardeos", dice Vidal Folch. Por su parte, Martínez de Pisón no detecta grandes diferencias entre novelas como Carreteras secundarias y Dientes de leche y la antología de relatos Aeropuerto de Funchal : "Los personajes de unas y otros se mueven en los mismos universos".

Tizón, autor Velocidad de los jardines , se atreve a vaticinar un posible contagio de la novela del siglo XXI respecto del cuento: "Es posible que las novelas se contagien de algunos rasgos del cuento como concentración, vértigo, carácter fragmentario e hibridación de géneros".

En esa transformación el factor internet también es decisivo. Lo certifica Flavia Company: "El intercambio de archivos breves, la publicación de cuentos en distintos blogs, sin duda, crea el ambiente adecuado para su lectura y cultivo. Los lectores, en la actualidad, buscan, curiosean y sobre todo, se encuentran y comparten en la red".