Queda todavía mucho festival de Málaga por delante, pero Nathalie Poza (Madrid, 1972) es desde ya firme candidata a conquistar el premio a la mejor actriz con No sé decir adiós, un excelente drama sobre cómo nos enfrentamos a la muerte. A las órdenes de Lino Escalera, la actriz da vida a una ejecutiva que se refugia en el alcohol y las drogas para no enfrentarse a su desastrosa vida personal. Su hermana (a la que interpreta Lola Dueñas) la llama un día y le dice que su padre (con el rostro de Juan Diego) está muy enfermo, así que viaja de Barcelona a Almería, donde reside su familia, y se enfrenta a algo para lo que no está preparada.

-La película causa empatía porque muchos espectadores habrán pasado por el trance de la enfermedad o la muerte de sus padres.

-Reconozco que cuando recibí el guion tuve cierto rechazo a hacer algo que estaba bastante pegado a mi piel. Mi padre falleció hace ocho años de una forma muy brusca. Pertenecía, como el personaje de Juan Diego, a esa España profunda, gente que parece indestructible. Están sanísimos y un día se van. El problema es que a lo mejor nunca les has dicho «te quiero» porque tenemos unas relaciones imposibles. En lugar de decirnos «te quiero», decimos «espero que te vaya bien en el trabajo». Creo que tenía una obligación como actriz y como mujer de contar todo esto con la honestidad y con el amor que se merecía esta historia.

-Ha conseguido tres nominaciones al Goya a lo largo de su carrera. Este papel es de premio.

-Me lo está diciendo mucha gente en Málaga y estoy un poco abrumada. No lo quiero pensar. Fui jurado de este festival hace unos años y sé que todo es muy relativo. Es algo que me haría ilusión, claro. Sobre todo porque quizá pueda ayudar a la película, que ha tenido pocos medios [se estrena en mayo]. El director lleva ocho años con este proyecto.

-Es usted un animal de teatro.

-Estoy poseída por el teatro. Es lo que me da de comer.

-Comenzó con Animalario. Algunos miembros, como Willy Toledo y Alberto San Juan, se destacan mucho en política. ¿Cree que están tirando su carrera por la borda estando tan significados?

-Cada actor, cada pintor, cada director de administración debe poder manifestarse por las causas que quiera. Se supone que vivimos en una democracia y se supone que hay libertad de expresión.

-Tiene perfil en Twitter, donde a veces esa libertad sirve para que algunos te lapiden.

-Las redes sociales son peligrosas, es verdad. En Twitter hay un bombardeo de causas por las que te piden apoyo. El impulso inicial es tirarse a la piscina y aceptar esas iniciativas, pero ese impulso no es que pueda traer consecuencias peligrosas para nuestras carreras, sino que a veces vamos dando tumbos porque no sabes de dónde vienen estas causas. Hay mucho odio y mucha violencia en Twitter. Creo que lo más interesante es tener esa expresión, pero en nuestro trabajo. Si quieres contar algo, pues cuéntalo en una obra de teatro o en una película. A mí el cine, el teatro y el arte en general me han transformado, me han hecho la persona que soy actualmente. No soy ni política ni tampoco periodista. Cada uno tiene que encontrar su manera de expresarse. Mis compañeros son libres, no me metro con lo que hacen. Además, Alberto San Juan ha creado un teatro en Madrid, el Teatro del Barrio, claramente político. Me parece una manera muy honesta de expresar las cosas.

-¿Qué quiere expresar con No sé decir adiós?

-Me gustaría que cada espectador se sintiera libre de pensar lo que quiera. Por mi parte, voy aprendiendo que en la vida solo se puede vivir amando para morir. Negar la muerte o negar el amor es una forma de morir en vida. Eso es lo que precisamente le pasa a mi personaje, que vive en la negación absoluta por pánico.

-¿Siente pánico a enfrentarse a ella misma?

-Sí, pero no es consciente. Eso es lo que nos enternece de ella, lo equivocada que está y lo torpe es. Lo intenta, pero no sabe. Acaba tomando una botella de vino y emborrachándose. Cree que la atacan siempre. Es importante revisar los traumas con los que venimos para poder tener una relación más sana con tus hijos, tu pareja, tus compañeros... Esta película habla básicamente de eso, de lo importante que es aceptar las cosas, de intentar reencontrarse con lo que más miedo te puede dar: la familia y la enfermedad, para así poder vivir con algo más de armonía.

-En cierta ocasión dijo que es bastante más valiente en el trabajo que en la vida.

-El teatro y el cine me han salvado la vida en cuanto a poder profundizar en una manera más honesta de vivir.