Passengers es una de esas películas de las que prácticamente no se puede decir nada si no se quiere caer en el spoiler. Cuando Jennifer Lawrence y Chris Pratt se unieron con la prensa para presentarla en Madrid, nadie sabía muy bien qué preguntarles para que sus respuestas no desvelaran el argumento. Así que Pratt bromeó diciendo que el público debería ir a verla porque sale su «trasero». Chanzas aparte, en el fondo tiene parte de razón, sobre todo si tenemos en cuenta que uno de los mayores reclamos de esta superproducción de corte futurista es reunir a dos de los actores más sexis de Hollywood y encerrarlos en una nave espacial.

Ambos son tripulantes de la embarcación Avalon, encargada de transportar a cientos de personas a un nuevo planeta para su colonización. El tiempo estimado del trayecto son 120 años. Pero las cápsulas de hibernación de los dos protagonistas fallan y despiertan 90 años antes de llegar a su destino. Lo que iba a ser un viaje a modo de aventura a través del espacio y del tiempo se convierte en una experiencia permanente de aislamiento y soledad de la que no pueden escapar. Solo de ellos depende que su existencia sea a partir de ese momento una pesadilla o un dulce romance intergaláctico.

«Passengers evoca el relato de Adán y Eva. El origen de una nueva civilización, el germen de la conciencia del ser humano. Habla de la fe, las dudas, el aislamiento y la culpa», contó Pratt en Madrid. «Hay algo potente en todo el sustrato de la historia, la forma en la que no puedes controlar tu destino y debes amoldarte a las circunstancias para ser feliz o no, y tener un motor siempre que te impulse a seguir adelante, que es lo importante».

En este caso el motor no es solo la mera supervivencia. También el amor. Quizá estos dos personajes no se habrían encontrado de otro modo en la vida real. Él es mecánico, sensible, pero algo rudo. Ella es escritora, de clase acomodada y gustos exquisitos. «Son dos personajes muy diferentes -subrayó Lawrence-. Pero se parecen en su forma de afrontar la vida. Son pioneros, aventureros, almas inquietas. Lo que más me gusta de Aurora es su carácter fuerte e independiente. Lo difícil fue imaginar sus sentimientos tras saber que va a pasar el resto de su vida aislada».

DUDAS ÉTICAS / Passengers está dirigida por el noruego Morten Tyldum. Estaba deseoso de hacer una película de ciencia ficción, género del que es un entusiasta, y reconoce haber estado influenciado por la arquitectura art déco para el diseño de las estructuras e, inevitablemente, por Stanley Kubrick. Quería que nos introdujéramos en un viaje espacial al mismo tiempo tan épico como intimista. Pero como ocurre en toda fábula de aprendizaje, en Passengers también se esconden algunas escurridizas lecciones en torno a la naturaleza más oscura del ser humano que nos conducen a dudas éticas que plantean interrogantes morales.

De esas cuestiones no quisieron hablar, aunque Pratt reconoció que el suyo no es un héroe ni convencional ni modélico. El actor trabajará a las órdenes de J. A. Bayona en la próxima entrega de Parque Jurásico. «Mi reto es encontrar grandes directores que cuenten grandes historias. No siempre pasa, pero creo que con Bayona vamos a hacer algo especial, tengo ese pálpito», dijo.