Ante la cuestión de hasta dónde llega la historia y hasta dónde la ficción, Isabel Allende respondió tajante: "Si alguien tiene dudas, que vaya a la última página", que es donde aparecen las referencias bibliográficas. Contó que hasta la editorial Plaza&Janes se lo preguntó y les dijo que podría parecer realismo mágico, pero que fue verdad. Si bien reconoció que de ella apenas se sabe que tuvo un larga cabellera de color castaño rojizo, los acontecimientos históricos que le tocó vivir y su audacia. De ahí su atrevida portada, que en EEUU tendrá que cambiar para no mostrar pezones desnudos: "Si gusta, bueno, y si no, que se jodan", se despachó.

Allende novela la historia en primera persona identificándose, dijo, con la mujer atrevida que debió ser, pero dijo que la historia es "lo más cercana a lo que yo pudo investigar". Aunque también reivindicó estar "plenamente autorizada para escribir lo que me dé la gana" por tener pómulos mapaches y origen castellano-vasco.

Llamó la atención sobre la coincidencia de fechas. Porque el 11-S de 1541 fue el primer asalto a Santiago por parte de los indígenas, el 11-S de 1963 el golpe militar de Chile y el 11-S del 2001 el atentado terrorista de las Torres Gemelas. "Los últimos fueron martes, si el primero también, pago yo la estatua de Inés de Suárez", remató.