En un momento en el que la cultura francófona se interroga sobre su salud ante quienes la juzgan en declive, el anuncio del Nobel de literatura a Jean-Marie Gustave Le Clézio ha caído como agua de mayo. La Academia sueca ha recompensado también a un autor cosmopolita, viajero que no pertenece a ninguna corriente literaria y ha dedicado su obra a explorar la naturaleza humana.

Le Clézio, de 68 años, recibió ayer la noticia en París. Su reacción fue de sorpresa. "No lo esperaba, no estaba preparado para esto", confesó en la multitudinaria rueda de prensa improvisada en su editorial, Gallimard. Enemigo de los flases y de carácter discreto, Le Clézio se mostró satisfecho y abrumado a la vez por los argumentos de la Academia, que le define como un "escritor de la ruptura, la aventura poética y el éxtasis sensual". "Esto es muy elogioso, no estoy seguro de merecerlo, pero después de todo, por qué no...", dijo el autor.

PATRIA CULTURAL Aunque los escritores franceses han sido los más premiados --con 14 nobel-- por la Academia, hacía 23 años que no se recompensaba a un autor galo. El último, en 1985, fue Claude Simon. Desde su condición de escritor polifacético --se expresa perfectamente en inglés y español--, el escritor salió en defensa de su "patria cultural". "No creo que la literatura francesa esté en decadencia, es una cultura maravillosa, de encuentro", dijo para añadir que, pese a haber nacido en Niza, siente que su "casa" está en Isla Mauricio, el país de su padre.

Le Clézio combina la escritura con sus clases en la Universidad de Nuevo México, en Estados Unidos, donde la mitad de la población es de habla hispana. Allí vive con su esposa Jamia, originaria del Sahara occidental.

"Solo soy un escritor, un testigo, nada más. Escribir es escuchar el ruido del mundo", dijo Le Clézio a la hora de definir su trabajo. Muy precoz, el nuevo nobel empezó a escribir a los 7 años y a los 23 años ganó el premio Renaudot con El atestado .

En su obra se distinguen dos períodos, entre los años 1963 y 1975, cuando explora los temas de la locura, el lenguaje o la escritura, y a partir de finales de los años 70, cuando su estilo se aposenta abordando el universo de la infancia o del viaje. En el año 1994 fue elegido por la revista Lire el mejor escritor francés vivo.

LA PUREZA Le Clézio reivindicó "los valores de la pureza y de la inocencia" y su mensaje para estos tiempos de crisis fue utilizar la lectura como antídoto: "Hay que continuar leyendo novelas, es una buena manera de interrogarse sobre el mundo actual, no de forma esquemática. Alguien que lee es alguien que plantea preguntas y busca respuestas".

Le Clézio se ha revelado como un escritor comprometido con la defensa de la ecología, una orientación que se acentuaría en obras como Terra amata (1967). Su consagración definitiva como novelista llegó en 1980 con Desierto . Otras novelas suyas son Ourania Onitsha , La cuarentena , Revoluciones y El africano .