Con el objetivo de mostrar las virtudes y las miserias de la expedición liderada por Francisco Pizarro y Diego Almagro en Perú, el escritor español Edward Rosset ha publicado Los viracochas , una novela histórica con protagonistas verídicos.

Lejos de la gesta heroica, Rosset revela las acciones injustas, la codicia, las crueldades, las violaciones, los saqueos, las luchas fratricidas, las traiciones y el trato inhumano que los españoles proporcionaron a los indígenas una vez que lograron dominar su territorio.

En la presentación de la obra ayer en Madrid, el escritor recordó que "obsesionado por emular los grandes descubrimientos de Hernán Cortes, en México, Francisco Pizarro se asoció en 1524 a Diego Almagro".

Rosset destacó, no obstante, que pese a que hubo similitudes entre Cortés y Pizarro, mientras el primero no se planteó conquistar México a su llegada a ese país, Pizarro sí que tuvo esa idea desde que pensó en el imperio inca.

El autor explicó que tanto Pizarro como Almagro pisaron América con poco más de 20 años y que no fue hasta los 50 cuando se embarcaron en la gesta de Perú.

En 1532, cuando la expedición española llegó a Cajamarca, dos herederos de la dinastía inca peleaban entre sí por la sucesión del trono.

Tras la muerte del soberano Huayna Cápac, sus hijos Atahualpa y Huáscar se habían enzarzado en una sangrienta lucha por un imperio que entraba en su decadencia.

Esta coyuntura, indicó Rosset, favoreció a los españoles, ya que la figura de Francisco Pizarro fue confundida con la del dios Viracocha.