Siguiendo la estela de Amy Winehouse, jóvenes artistas británicas como Duffy, Adele y Kate Nash reinan en las actuales listas de éxitos y conquistan el mercado mundial, como en su día hicieran The Beatles, las bandas punteras del britpop o las Spice Girls. Es tradición que el sonido británico infecte al resto de Europa y del mundo gracias a una poderosa industria y a su buen hacer a la hora de exportar a sus estrellas, que además crean tendencia.

Tan en serio se lo toman en las islas que existen instituciones como la Brit School de Croydon (Londres), escuela gratuita dedicada a las artes visuales, la danza, el teatro y en especial la música, de la que han nacido los últimos talentos del país, entre ellos The feeling y The kooks. De sus aulas también surgen las nuevas chicas del pop británico: Duffy, Amy Winehouse, Adele, Katie Melua, y Kate Nash, punta de lanza de la nueva conquista británica y de las que el semanario New Musical Express ya insinúa la posibilidad de que juntas formen un supergrupo.

La Brit School es toda una academia de triunfantes promesas mucho más efectiva que las de televisión para la que es la tercera potencia mundial en lo que a venta de discos se refiere tras Estados Unidos y Japón, según los datos de la Federación Internacional de Productores Fonográficos (IFPI). La presencia diaria de Amy Winehouse en los tabloides y demás publicaciones amarillistas no han impedido, o incluso ha colaborado, a que la esforzada producción de Mark Ronson y el carisma vocal de la cantante conviertan al álbum "Back to black" en uno de los más exitosos en los últimos años, con cinco premios Grammy como aval.

Esta vuelta a las raíces del soul que es el segundo trabajo discográfico de Amy lleva colocados cerca de 9 millones de copias por el momento, ya que a día de hoy se mantiene entre los cinco más vendidos del planeta, quince meses después de su llegada a las tiendas. La galesa Duffy no se queda atrás y al ritmo de "Mercy", el sencillo que ha supuesto su debut discográfico, se hace notar con similares referentes a los de Winehouse, las divas de la década de los 60, que también perviven en las grabaciones del resto de sus compañeras.

Tras las melodías con sabor añejo que encierra su álbum, "Rockferry", se esconde un veterano del britpop, Bernard Butler, ex compañero de batalla de Bret Anderson en Suede y en su secuela, The tears, y encargado de lanzar a Duffy la fama, con la ayuda de "Wawfactor", versión galesa del concurso televisivo "Factor X". Más de 40 años después de que The Beatles invadieran América, y tras muchos intentos, la industria musical del Reino Unido ha vuelto a cumplir su perenne objetivo: que el sonido británico sea el más escuchado e imitado, aunque sea a costa de un icono estadounidense como el soul de la Mowtown.

"Olvidad a otras cantantes británicas. Para hablar de Adele hay que pensar en Aretha (Franklin) o Dusty (Springfield)", apunta el Observer Music Monthly, prestigioso suplemento cultural de The Guardian, en su reseña de "19", con el que se estrena Adele. Para Adele esta posible banda con el resto de promesas cumplidas británicas "representaría a todas las mujeres del mundo y sería lo mejor que le ha pasado nunca a la música", asegura la cantante que en su día fue expulsada de la Brit School por no cumplir la expectativas de calidad.

Aunque también alumna de esta escuela, Leona Lewis representa la vertiente comercial de esta generación y es una de las más exitosas, tras ganar "Factor X" y lograr algo muy poco común para un artista, dominar la lista de los álbumes y los sencillos más vendidos en Estados Unidos, que ella ha conseguido con el disco "Spirit" y la balada "Bleeding love".