El Barrio ha titulado el primer sencillo de su octavo disco Buena, bonita y barata . Se refiere a su alma, que, según reza la letra de este pegadizo single, hasta el diablo está dispuesto a comprársela. Y el eslogan le ha ido como anillo al dedo: en solo una semana ha colocado más de 65.000 ejemplares y ha situado La voz de mi silencio directamente en el primer lugar de la lista de ventas. Un nuevo éxito que logra, otra vez, "sin el apoyo de las teles y los medios", como subraya el cantautor gaditano.

"La verdad es que no le encuentro la explicación a este vacío que me hacen. Es como si no existiera. Pero suerte del viejo método del boca-oreja de la gente, de todos los que me quieren y de aquellos que saben valorar mi arte", se consuela. El mérito es aún mayor si se tiene en cuenta que se ha convertido en una de las figuras más sólidas (y rentables) de la música actual sin abandonar la discográfica sevillana en la que está desde 1996.

José Luis Figuereo (que así figura en su DNI) se mueve con total soltura entre el flamenco, la canción de autor, la rumba y el rock andaluz, del que se confiesa heredero, y cuya última prueba es la pieza de nuevo cuño Llorando por Granada , una versión del grupo Los Puntos. "Y también rindo homenaje al gran Manuel Molina la mitad del mítico dúo Lole y Manuel en Don Manuel Señor Molina", puntualiza.

ORGULLOSO DEL CD El cantante está especialmente orgulloso de este álbum "porque tiene una producción y unos arreglos muy cuidados, y letras muy sociales y comprometidas". Por ejemplo, le gusta resaltar esta que dice: "Que no se olviden de que la soledad es el ama de llaves de cualquier bienestar...". O de esta otra: "¿De qué está hecho el ser humano que se acomoda en el olvido y siempre se olvida de la persona que más ha querido?", donde da un toque de atención "a los maltratadores" y "a los que abandonan a sus mayores, sin valorar todo lo que han hecho por ellos".

La voz de mi silencio tiene 13 canciones sobre el amor como eje de la vida, el desamor como tortura, y la muerte como destino. Melodías y rimas puestas al servicio de su guitarra y su voz.

El Barrio detesta "los pelotazos de verano" y "los artistas de usar y tirar". En cambio, reivindica su manera de entender la música: "Hay que evolucionar pasito a pasito. Y con los pies muy fijos en la tierra".